Si se cumple la estimación, la pérdida de puestos de trabajo sería menor que la registrada en este mismo mes en los años anteriores a la pandemia
El Ministerio de Seguridad Social prevé que el mes de agosto cierre con la destrucción de 187.000 puestos de trabajo en España, una pérdida de empleos que sería superior a la registrada en 2020 y 2021 -años atípicos por la pandemia del covid- pero inferior a la que se ha venido produciendo tradicionalmente en el país antes de la pandemia.
En concreto, según los datos históricos de afiliación, en 2021 se perdieron 118.004 empleos, en 2020 se crearon 6.822 puestos, y en los años anteriores la pérdida fue aún superior: de 212.894 empleos en agosto de 2019, de 202.996 en el mismo mes de 2018 o de 179.485 en 2017, años en los que se empezaba a desacelerar el crecimiento económico del país.
En cualquier caso, el dato que ha divulgado este miércoles el ministerio que dirige José Luis Escrivá es sólo una estimación que hace la Seguridad Social a tenor de las altas y bajas que se han producido en el sistema en la primera quincena del mes y no siempre son certeros. De hecho, en el mes de julio el Ministerio estimaba una evolución del empleo mucho más positiva de la que se produjo a término de mes.
Llama la atención en los datos publicados hoy que el Ministerio haya facilitado su pronóstico en términos de afiliación media -la que se ha utilizado siempre para medir el empleo en el país-, ya que últimamente la cartera de Escrivá optaba por publicar únicamente sus previsiones en términos desestacionalizados, sin explicar cómo desestacionaliza la serie y generando dudas entre expertos y economistas, como ya ha contado EL MUNDO.
Con este dato, el mercado laboral español habrá sumado en los primeros ocho meses del año a 340.000 ocupados -en términos desestacionalizados también- y 700.000 desde agosto del año pasado, cuando se alcanzaron los niveles prepandemia.
La creación de empleo ha alcanzado todos los sectores, aunque ha sido “más intensa” en sectores de alto valor añadido, como el de informática y comunicaciones (+17,1%), educación (+12,3%) y actividades profesionales, científicas y técnicas (+9,2%), descontando la estacionalidad y el efecto calendario.
También ha sido generalizado el crecimiento de la afiliación en todo el territorio, aunque “especialmente intenso” en la Comunidad Valenciana y en los dos archipiélagos –Baleares y Canarias-, con variaciones superiores al 5% por la temporada turística.
En agosto, según el Ministerio de Inclusión y Seguridad Social, el 81% de los afiliados tenían un contrato indefinido, una proporción 12 puntos porcentuales superior que la que había en el mismo mes de años anteriores. Esta mejora se dispara entre los menores de 30 años: se incrementa 31 puntos porcentuales y pasa del 34% de promedio de los agostos de 2015-2021 al 65% de agosto de 2022.
¿Cambio de tendencia por la reforma laboral?
La publicación de los datos de empleo del mes pasado (España perdió 7.366 empleos y el paro subió en 3.230 personas en el peor julio en más de veinte años), provocó un discurso por parte del Gobierno que invitaba a leer los datos de empleo “de una forma distinta” a raíz de la aprobación de la reforma laboral.
Estas voces, entre las que figuró la del propio presidente del Gobierno y la vicepresidenta primera, así como la de los secretarios de Estado de Empleo y Seguridad Social, apuntaron a que la limitación de la contratación temporal va a provocar a partir de ahora en España que en los meses en los que tradicionalmente se incrementaba mucho el empleo -porque se firmaban muchos contratos temporales- ya no se crearían tantos, y que aquellos en los que se destruyen siempre empleos, no serían ya tan intensivos en la pérdida de afiliados.
El avance publicado sobre agosto, en caso de confirmarse, podría apoyar esta tesis, ya que la destrucción de empleo proyectada será más leve que la que se ha producido en el país en este mes en otros años (quizá por la menor pérdida de afiliados que tuvieran un contrato temporal). Sin embargo, el mal dato de julio, el temor a la recesión en otoño y la desaceleración del crecimiento (en España y Europa) avivan los temores a que estemos ante un cambio de ciclo económico que podría revertir también la tendencia de crecimiento en el mercado laboral.