La actividad del sector logístico se hunde un 16% y anticipa la contracción del consumo que viene

Los efectos del parón se empezarán a ver a la vuelta del verano, según advierte su patronal, UNO

Centro logístico de Amazon en Castellón FOTO: Doménech Castelló EFE

Hay indicadores que anticipan el devenir de la economía en los siguientes meses. La actividad del sector logístico es uno de ellos, en tanto que sus empresas son las encargadas de distribuir los bienes que se consumen y de gestionar una o varias fases de la cadena de suministros. Y los datos de este negocio entre abril y junio no son excesivamente alentadores pues arrojan una notable contracción.

Según explica Francisco Aranda, presidente de la patronal UNO Logística, en el segundo trimestre del año se ha detectado una caída de actividad de las empresas del sector del 16% lo que, en su opinión, “representa claramente un indicador adelantado de cual va a ser la situación económica en los próximos meses”. La caída de actividad del sector logístico se deja sentir también en el empleo. Julio cerró con un total de 996.700 afiliados en el sector del transporte y almacenamiento, frente a los 997.262 del mes anterior. Es decir, 562 trabajadores menos, lo que supone la primera caída de este año. Además, la contratación en las empresas logísticas y de transporte siguió también ralentizándose y creció a un ritmo del 7,14% interanual frente al 7,71% que venía registrándose hasta el pasado junio.

En opinión de Aranda, tanto la contracción de su actividad como la pérdida de fuelle de la contratación “ratifican el frenazo en el consumo que empezará a verse después del verano”. Como explica el presidente de la patronal, con el aumento desmedido de la inflación de los últimos meses, “se ha reducido la renta disponible y se ha producido un frenazo en el consumo”. Hace unas semanas, la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), ya advirtió de que la intensidad de la inflación está provocando una contracción en la capacidad de compra de los hogares en un contexto en que los márgenes de ahorro acumulados durante la pandemia han desaparecido y las condiciones de financiación comienzan a endurecerse. El organismo que dirige Cristina Herrero avisó de que la intensidad y la persistencia de la inflación está teniendo un mayor impacto en los hogares de menores rentas, que ya se habían visto afectados por la pandemia. Todos estos elementos, unidos al deterioro de la confianza de los hogares, podrían traducirse en un menor avance del gasto de las familias respecto a lo previsto por la AIReF.

Funcas también ha advertido recientemente de la pérdida de capacidad de compra de los consumidores debido a la inflación. La Fundación de las Cajas de Ahorros cree que las familias tirarán del ahorro para financiar su gasto, pero esto sólo permitirá un leve crecimiento del consumo privado. Pero a corto-medio plazo, la situación se tornará insostenible, lo que provocará, en consonancia con lo que ya empieza a adelantar la logística, una importante ralentización de la actividad después del verano existiendo el riesgo incluso de caer en recesión en el primer trimestre del año próximo si los precios de la energía se descontrolan todavía más, según ha advertido esta organización.

Pérdida de confianza

Y es que, como dice la AIReF, los españoles no sólo tienen menos dinero en el bolsillo para gastar sino que, además, no encuentran tampoco el marco adecuado para hacerlo porque no confían en lo que está por venir a la vuelta de las vacaciones. El Índice de Confianza del Consumidor del CIS de julio se ha desplomado 10,4 puntos con respecto al mes anterior, hasta los 55,5 puntos, tocando así su nivel más bajo desde que se inició la guerra en Ucrania, con las expectativas sobre la futura evolución de los hogares cayendo 10,8 puntos. Un notable descenso que se debió al retroceso de sus dos componentes, la valoración de la situación actual baja 6,4 puntos respecto al mes de junio y la valoración de las expectativas pierde 14,3 puntos en el último mes.

Ante esta tendencia hacia la desaceleración a la que se encamina la economía española, Aranda advierte de que “ya hay inversiones que se están frenando en el sector logístico”, al que le preocupan no sólo el frenazo en el consumo que detectan sino también el incremento de costes que están soportando las compañías. Para avanzar y evitar quedar atrapados por la inercia negativa, el presidente de UNO considera que su sector, que es muy intensivo en mano de obra, necesita “que se reduzcan las cotizaciones sociales y la presión fiscal a la que estamos sometidas las empresas”. Pero, como lamenta Aranda, el Gobierno camina en dirección opuesta y para el año que viene se preparan un impuesto extraordinario para los beneficios de la banca y las eléctricas y otro de nuevo cuño para los envases de plástico no reciclables

Vía: https://www.larazon.es/