Reforma de pensiones: toda la carga cae sobre los activos presentes y futuros

El papel auditor de la Autoridad Fiscal es la gran noticia de la norma

La segunda fase de la reforma de pensiones de Escrivá ha contado con el apoyo de los dos sindicatos mayoritarios pero no de la patronal. ¡Más que lógico! Serán las empresas las que tendrán que soportar el coste de esta reforma que no incluye ninguna medida para contener el gasto pero que espera incrementar la recaudación en 15.000 millones de euros al año cuando esté en pleno funcionamiento.

La reforma puede que mejore los ingresos en el corto plazo, pero no garantiza a largo plazo la sostenibilidad y suficiencia del sistema. No resuelve a largo plazo el déficit que hay entre ingresos por cotizaciones y prestaciones por jubilación. Se trata, además, de cambios que desincentivan el trabajo y aumentan los costes de las empresas, en un momento muy delicado del ciclo económico,, con alta inflación, muy bajo crecimiento y encarecimiento de los costes de financiación.

¡Ojo que los ingresos son cíclicos -si la economía crece hay más empleo y más aportaciones pero si la economía entra en recesión cae el empleo y por tanto los ingresos por cotizaciones- pero es siempre creciente la pendiente del número de jubilados por el aumento de la esperanza de vida!

El gobierno fía prácticamente todo el peso del ajuste del sistema de pensiones al aumento de las cotizaciones sociales de todos los trabajadores. Las rentas bajas, por la subida de las bases mínimas de cotización, y las altas, por el destope de la cuota de solidad a la parte que supere ese límite. Además se rompe el principio de equidad: las rentas altas aportarán más pero por ello no recibirán más: las aportaciones suben pero quedan topadas las rentas de jubilación para ese tramo.

¿Soluciones? Es clave una mayor transparencia, que todos entendamos cada medida y sepamos con qué pensión nos vamos a jubilar. Es imprescindible, además, fomentar el ahorro colectivo: veremos cómo se hace ahora que se carga a las empresas con mayores costes con el mecanismo de equidad. Y un tercer apunte: es imprescindible incorporar mecanismos automáticos para revalorizar las pensiones más allá de la inflación, como la esperanza de vida o el crecimiento económico.

La única buena notica del plan suscrito por el ministro Escrivá y los secretarios generales de UGT y CCOO, Pepe Álvarez y Unai Sordo, es la revisión que cada tres años tendrá que hacer la AIReF -Autoridad Fiscal- a partir de 2025. Ahí, confío, se pondrán sobre la mesa los problemas que hoy Escrivá esconde bajo la alfombra.

Vía:https://www.eleconomista.es/