- Esta variable se sitúa en las cifras de hace 23 trimestres y no crece en un año
- La caída de horas trabajadas agrava el problema estructural de la economía

La productividad aparece mencionada en todos los análisis económicos sobre la evolución de la economía como la cuestión pendiente de España. En el periodo posterior a la pandemia, el país ha registrado una importante creación de empleo, pero esta no se ha visto acompañada de una mejora de esta variable, como pone de relieve el hecho de que la productividad por ocupado este estancada en el mismo nivel que en el cuarto trimestre de 2019.
“El comportamiento de la productividad es decepcionante o incluso más que eso, porque se ha convertido en uno de los males endémicos de la economía española” resume el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia, José E. Boscá, uno de los autores del trabajo El desempeño de la productividad en España y sus causas elaborado por Fedea, BBVA Research y la Fundación Rafael del Pino. “Desde el año 2019, la productividad por hora trabajada ha crecido menos de un 3%, apenas unas décimas por año, mientras que el PIB por persona ocupada está a décimas del nivel prepandemia”.
El análisis elaborado por estos economistas apunta a que se ha dado un aumento mayor del número de trabajadores que de las horas trabajadas como explicación para que la productividad por ocupado esté en el mismo nivel que 23 trimestres atrás, hace casi seis años. Esta variable, que sufrió caídas importantes durante la pandemia, llevaría sin avanzar más de un año registrando una evolución plana en los últimos cinco trimestres, según los datos de contabilidad nacional del INE corregidos de las variaciones estacionales y del efecto del calendario.
Las horas trabajadas han descendido por varios motivos, entre los que destaca el aumento de las bajas por incapacidad temporal (IT) y la presencia de contratos a tiempo parcial y fijos discontinuos. Las empresas ya señalan el impacto del absentismo como una de sus principales preocupaciones, no solo por su impacto en términos de coste tanto para las compañías como para el sector público, sino también por los problemas que implica a la hora de organizar plantillas muy pequeñas.
El aumento de las bajas y la ampliación de algunos permisos de trabajo han reducido hasta las 29,3 horas de media el número de horas de trabajo efectivo a la semana. Un número que asciende a 36,8 horas en el tercer trimestre al poner el foco solo en los ocupados que trabajaron en la semana de referencia, lo que reflejaría el peso de los empleos que no cubren la jornada completa que el Estatuto de los Trabajadores sitúa como máximo en 40 horas a la semana y que los convenios colectivos pueden reducir tanto como quieran.
La semana pasada, las patronales CEOE y Cepyme se hicieron eco de los problemas que aprecian que está generando la inseguridad jurídica vinculada a los permisos y su efecto en la productividad, con motivo de la negociación para ampliar el de fallecimiento y crear dos licencias nuevas para acompañar a un familiar que reciba cuidados paliativos o se someta a una eutanasia. Fuentes empresariales explicaron que el fin pretendido de garantizar un derecho a los trabajadores se veía comprometido a menudo por las dudas que generaban los aspectos concretos sobre cuándo les correspondía o no y que han pasado a ser uno de los conflictos más frecuentes en los espacios de mediación y arbitraje.
En este contexto, el documento elaborado por los tres centros de estudios económicos destaca que la productividad por empleo equivalente a tiempo completo (ETC) está un 3,3% por debajo del dato del último trimestre de 2019. Este indicador permite eliminar la distorsión que produce el hecho de que cada trabajador desempeñe su actividad por un número de horas y mide cuántos empleados a tiempo completo habrían sido suficientes para ese nivel de producción. Esta variable registró su comportamiento más positivo por la destrucción de empleo tras la crisis financiera.
Crecimiento expansivo
Este comportamiento de la productividad resulta preocupante para los economistas, en tanto que es un síntoma de que la economía tendrá dificultades para crecer a un ritmo elevado durante un tiempo prolongado. “Los datos muestran que la economía se comporta tan bien porque crece de forma expansiva, gracias al músculo que aporta la llegada de inmigrantes que se colocan y aportan al PIB, pero no más que los que ya estaban trabajando, lo que demuestra que no somos capaces de generar trabajadores cualificados para impulsar el valor añadido de nuestro tejido productivo” reflexiona Boscá.
Este desempeño también se hace notar en los salarios, que pese a registrar incrementos en términos nominales que superan el 4% apenas avanzan en términos reales. “La recuperación ha sido intensiva en la creación de empleo, lo que explica la casi totalidad del incremento en la producción y es consistente con la caída que se observa en la productividad del factor trabajo y el escaso avance de los salarios reales” apuntaba el último análisis trimestral de BBVA Research.
Los economistas esperan que la inflación continúe moderándose en los próximos meses, lo que contribuiría positivamente a la ganancia de poder adquisitivo de las familias. “Los indicadores de remuneración apuntan a que, en promedio, la retribución de los trabajadores aumenta ligeramente por encima del 3%, por lo que, descontando la inflación, se estaría observando una moderada mejora en términos reales que se espera continúe en 2026 y 2027” pronosticaron.