La corrección de la riqueza nacional rebaja la presión al 38,18% en 2022
La corrección del producto interior bruto (PIB) llevada a cabo esta semana por el Instituto Nacional de Estadística (INE) ha traído consigo una actualización de diferentes variables e indicadores que están íntimamente ligados a la riqueza nacional. Uno de ellos es la conocida como presión fiscal, una medida que se refiere al nivel de carga tributaria que soportan los contribuyentes en un país y que, tras la revisión de Estadística, ha aflojado en España medio punto durante el año 2022.
Este indicador, siguiendo la metodología de organismos como Eurostat o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), sirve para comparar la carga tributaria entre países y se calcula a través de la relación entre los ingresos fiscales totales de un país y su PIB. Cabe recordar que en el apartado de los ingresos públicos se incluye la recaudación de los impuestos, pero también otras variables como las contribuciones sociales. Por ello, si la riqueza nacional aumenta –tal y como corroboró el lunes Estadística– la presión fiscal afloja.
La revisión, centrada en el último trienio, ha aumentado el producto interior bruto a precios de mercado un 0,09% en 2020, un 1,2% en 2021 y un 1,4% en 2022, hasta llegar a los 1,346 billones de euros a cierre de este último ejercicio. Con estos números, la presión fiscal ha caído en tres centésimas en 2020 hasta situarse en el 37,66%. Es un ajuste menor si se compara con el medio punto de corrección que se ve en los dos años siguientes.
En 2021, antes de la revisión del INE, la presión fiscal se situaba en el 39,02% y ahora lo hace en el 38,53%, una rebaja de 0,49 puntos porcentuales. En 2022, por su parte, la mejora es de 0,55 puntos al pasar de una presión fiscal del 38,73% a otra del 38,18%.
Los cálculos, elaborados por Jorge Onrubia, profesor Titular de Hacienda Pública y Sistema Fiscal en la Universidad Complutense de Madrid e investigador en Fedea, se apoyan para el año 2022 en los datos de los avances de Contabilidad Nacional que publica la Intervención General de la Administración del Estado (IGAE), ya que no hay datos definitivos aún para el ejercicio.
Se incluyen, entre otros, los impuestos sobre la producción y las importaciones, los impuestos corrientes sobre la renta y patrimonio, los impuestos sobre el capital y las cotizaciones sociales. A la suma de todos estos conceptos se le resta el ajuste por recaudación incierta para obtener el total de ingresos fiscales y, a partir de ahí, ponerlo en relación con el PIB.
Menos que la UE
Las nuevas ratios de presión fiscal en España, a la espera de posibles correcciones del producto interior bruto en otros países europeos, no hacen más que agrandar la brecha con la media comunitaria. Según los últimos datos de Eurostat, que aún no se han actualizado en el caso español, la presión fiscal media en los 27 Estados miembros fue del 41,6% en el año 2021, con Dinamarca (48,3%), Francia (47%) y Bélgica (46%) a la cabeza. Otras grandes economías como Italia (43,6%) y Alemania (42,4%) también se situaron notablemente por encima de España, que en esta estadística aún mantiene una presión fiscal del 39%, medio punto superior a la finalmente definitiva.
Por ello, previsiblemente, el aumento de la recaudación tributaria registrado en España a lo largo de los últimos años no debería alterar la tabla final y el país debería seguir situándose por debajo de la media europea también en el año 2022.
Déficit y deuda
Las revisiones del PIB, que han inflado la economía española en cerca de 20.000 millones de euros que antes estaban infraestimados, también tendrán consecuencias sobre las ratios de deuda y déficit públicos, dos indicadores que, de nuevo, se miden en base al producto interior bruto. Es decir, a mayores niveles de riqueza, menores niveles de desequilibrios fiscales.
El agujero fiscal, en concreto, ha mejorado a lo largo del trienio en varias décimas, pasando del 10,13% del PIB al 10,12% en 2020; del 6,87% al 6,79% un año después; y del 4,81% al 4,74% en 2022. La corrección puede parecer nimia, pero supone un capote más para el Gobierno en la tarea de reducir los niveles de déficit público para llegar en el año 2024 al 3% negativo, la ratio que se ha puesto como objetivo el Ministerio de Hacienda para cumplir con el Pacto de Estabilidad y Crecimiento y los límites que establece.