La economía española creció un 2,8% en el segundo trimestre espoleada por la desescalada

El fin del estado de alarma y de las medidas de restricción de la movilidad impulsan el crecimiento económico entre abril y junio. En comparación interanual la actividad se dispara un 19,8%

La economía española creció un robusto 2,8% trimestral entre abril y junio de este año. El PIB retomó con fuerza la recuperación tras la interrupción del crecimiento que se registró por las olas del virus en el cuarto trimestre del año pasado y el primero de este. Los datos ya mostraban desde marzo una recuperación, y desde mayo un rebote muy vigoroso, propulsado por la relajación de las restricciones y los avances en la vacunación. Y así se había visto también reflejado en la evolución del mercado laboral: la afiliación a la Seguridad Social sumó 135.000 empleos en mayo y 570.000 en junio. Y en la Encuesta de Población Activa (EPA) se ganaron 464.000 ocupados en el trimestre.

En comparación con un año antes, la economía se dispara un 19,8%, el mayor avance interanual jamás registrado en España y la primera vez que la evolución del PIB entra en terreno positivo en términos anuales desde el estallido de la pandemia. Este fortísimo crecimiento se debe a que se compara con la brutal caída que sufrió la economía un año antes, del 21,5%, al paralizar entonces toda actividad no esencial con el confinamiento. Gracias a la reapertura de la actividad, el apoyo de instrumentos como los ERTE y la financiación garantizada por el BCE, en un solo año ya se han recobrado dos tercios de lo que se había perdido con la pandemia. El PIB está un 6,8% por debajo del cuarto trimestre de 2019. Y las previsiones son que a finales de 2022 se haya recuperado por completo.

“Los datos del INE han sido mejores de lo esperado y reflejan una expansión muy intensa del consumo privado impulsada por la bolsa de ahorro acumulada durante la pandemia”, explica María Jesús Fernández, analista de Funcas. Una vez reabierta la economía, el consumo de los hogares se ha disparado un fortísimo 6,6% trimestral y tira de todo lo demás. El comercio, transporte y hostelería crecen en consecuencia un 5,5% entre abril y junio. Y las actividades artísticas y recreativas un 20%. Las administraciones públicas continúan con su expansión para hacer frente a la covid y aumentan su gasto un 0,8%. Y la industria manufacturera prosigue con su recuperación a buen ritmo obteniendo un robusto incremento del 1,1%, a pesar de los problemas de suministro que está generando la falta de chips. Ya solo está un 5% por debajo de finales de 2019. El consumo de los hogares apenas es un 3,9% inferior. Pero al comercio, transporte y hostelería todavía le queda por recuperar un 17%.

La inversión en bienes de equipo pisa el freno después de haberse acercado bastante a los niveles previos al coronavirus: cae un 1,7% y es solo un 4,7% inferior. Y la construcción retrocede un 3,1%, muestra una debilidad importante y pierde todavía un 19% respecto a las cotas precovid, algo que no casa con los datos de cemento y empleo, donde ya hay más ocupación que antes de la pandemia tanto en la afiliación como en la EPA. El tirón de la demanda nacional probablemente haya empujado también las importaciones, que suben un 2,9% frente al 0,4% que repuntan las exportaciones. De todas formas, el INE explica que esta información se trata de un avance preliminar y que las estimaciones están muy condicionadas por la volatilidad provocada por el virus.

“Aunque la recuperación está siendo intensa, la composición de los datos de este trimestre es algo peor de lo que se preveía. El consumo duplica el avance del PIB, la inversión disminuye y las importaciones crecen más que las exportaciones. Además, la caída de la productividad interanual es mayor que el aumento que se produjo hace un año, por lo que el nivel por hora trabajada es menor que antes de la pandemia”, señala Rafael Doménech, economista del BBVA. Y añade que espera que el peor comportamiento de la inversión y la productividad sea temporal, fruto de los cuellos de botella y las restricciones en la producción. Al crecer el consumo más que las rentas, el ahorro en principio debería estar bajando con fuerza.

En esta crisis no había un desequilibrio de competitividad o excesos en la deuda privada y en la construcción que purgar. Se trataba de una contracción histórica, la mayor desde la Guerra Civil, autoinfligida por las medidas tomadas para detener el virus y que se han cebado más con sectores como el turismo, que en principio deberían recobrarse una vez se restablezca la normalidad. Y eso ha permitido adoptar unas políticas distintas a las de la anterior crisis bajo el paraguas del Banco Central Europeo, desplegado prácticamente desde el primer minuto de esta recesión.

Este año la previsión del Banco de España es que la economía crezca un 6,2%, tras el histórico batacazo del 10,8% en 2020. Y que vaya algo mejor o peor dependerá sobre todo de cuánto se consume del ahorro acumulado durante la pandemia, de la evolución del turismo y de la ejecución de los fondos europeos. Ahora también la variante delta supone una incógnita añadida al provocar nuevas restricciones en las últimas semanas. Si bien parece que esta cepa de la covid no está teniendo un gran impacto en la actividad y el consumo nacional gracias a la vacunación. Pero el alza de los contagios sí que está provocando que los países emisores de turistas a España lancen advertencias o impongan cuarentenas, lo que ya parece estar retrasando la ansiada recuperación del turismo extranjero, necesaria para conseguir una recuperación plena de la economía. Funcas, el servicio de estudios de las antiguas cajas de ahorro, ya señaló que por ahora la delta podía estar restando unas tres décimas, pero que se compensaba por un mayor impulso del consumo doméstico.

Vía: https://elpais.com