España, el “infierno” europeo de la sobrecualificación: “Nuestro esfuerzo nunca es suficiente”

Es el país de la UE con más trabajadores cualificados en exceso para el puesto que ocupan. Miles de jóvenes y no tan jóvenes encadenan trabajos precarios, ajenos a su vocación y a su nivel de preparación

Camarero en una terrazaJesús G. FeriaLa Razón

Biólogos trabajando de camareros, psicólogos dando clases particulares en negro o cineastas como teleoperadores. La acumulación de títulos como símbolo de estatus y garantía de éxito laboral, la famosa “titulitis”, ha acabado pasando factura a los trabajadores españoles. Según datos de Eurostat, en 2024, España fue el Estado miembro con la tasa de sobrecualificación más alta de la UE. En concreto, un 35% de los trabajadores españoles de entre 20 y 64 años ocupan empleos que requieren una cualificación inferior, muy por encima de la media de la UE (21,3%).

España es líder en sobrecualificación desde la crisis de 2008, con una brecha que no ha parado de agrandarse frente al resto de Estados miembros. A España le siguen Grecia (33%) y Chipre (28,2%). Estos porcentajes contrastan enormemente con las menores tasas de sobrecualificación de países donde es un problema menor: Luxemburgo (4,7%), Croacia (12,6%) y Chequia (12,8%). Asimismo, España es la primera de las grandes economías de la eurozona (Alemania, Francia, España e Italia) con mayor tasa de sobrecualificación. En Alemania el 18,7% de los trabajadores están sobrecualificados, en Francia un 20,5% y en Italia un 21%.

Por sexos, el 20,5% de los trabajadores de la UE estaban cualificados, frente al 22% de las trabajadoras. En 21 de los 27 países de la Unión las mujeres representaron tasas de sobrecualificación más altas que los hombres. Las mayores diferencias entre ambos sexos estuvieron en Italia, con una distancia de 7,7 puntos porcentuales (pp), Eslovaquia, 6,4 pp, y Malta, con 5,3 pp. España registró una tasa de sobrecualificación del 35,8% en el caso de las mujeres y del 34% en los hombres.

“Veo completamente inviable trabajar de lo mío”

Samantha tiene 28 años y es licenciada en Educación Social, pero la mayor parte de su experiencia laboral ha sido de dependienta en una famosa cadena de perfumerías. “Los jóvenes sentimos una gran impotencia y frustración. Nuestro esfuerzo nunca es suficiente. Tenemos que aceptar puestos de trabajo alejados de nuestra profesión para entrar al mundo laboral o tragar con empleos de nuestro sector pero bajo condiciones precarias simplemente porque las empresas quieren ahorrar costes”, critica Samantha. Cuando ha trabajado en empleos vinculados con su formación siempre ha sido cubriendo vacaciones o picos de trabajo puntuales, en horarios de noche y fin de semana y con un rango laboral inferior al real para pagarle menos.

“A pesar de ser un trabajo muy gratificante y muchas veces agradecido, no puedo pasar por alto las malas condiciones laborales que existen sobre todo en las grandes fundaciones y asociaciones y lo difícil que resulta acceder al proceso de selección de personal”, denuncia. “Con pena y resignación tuve que dejar esos empleos para poder trabajar a jornada completa, tener horarios más estables y cotizar”, señala. Ahora, ha vuelto a confiar en la formación, cursando un doble máster de Profesorado y Psicología de la Educación, para poder optar a un puesto estable dentro de su sector, pero pese a su nuevo esfuerzo tanto personal como económico, teme que todo quede en papel mojado al volver a enfrentarse al mercado laboral.

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