- La crisis del coronavirus dejará unas finanzas públicas desequilibradas
- Se necesitarán ajustes para que vuelvan a alcanzar el equilibrio
El Banco de España prevé para el segundo trimestre del año una caída del PIB “sensiblemente más elevada” que el retroceso del 5,2% registrado en el primero, con una caída de entre el 6,6% y el 13,6% para el conjunto del año, al tiempo que augura un impacto de las medidas adoptadas por el Gobierno para paliar el Covid-19 “potencialmente elevado” pero de “magnitud incierta”, que situará el déficit entre el 7% y el 11% del PIB y la deuda pública entre el 110% y el 120% del PIB. Todos estos movimientos del presente condicionarán el futuro de la economía española, que deberá afrontar reformas y una consolidación para intentar llevar los niveles de endeudamiento hacia un lugar más sostenible.
Por todo ello, cuando la situación vuelva a la normalidad, el Bde cree que debería implementarse un programa de consolidación fiscal a medio plazo y de reformas estructurales que reduzcan los desequilibrios de la economía y eleven su crecimiento potencial. Además, avisa de que los impagos de crédito al consumo se producirán antes que los de créditos hipotecarios.
La deuda pública podría alcanzar niveles no vistos desde 1902, mientras que la tasa de paro se acercará de nuevo al 20%. Esto junto a un crecimiento del gasto en pensiones obligará tomar medidas de consolidación (menor gasto público, un incremento de la presión fiscal o una combinación de ambas) para llevar las finanzas públicas hacia un lugar sostenible.
Así se desprende del ‘Informe de Estabilidad Financiera’, elaborado y publicado este lunes por el organismo supervisor, que recoge las mismas previsiones de caída de PIB y aumento de déficit y deuda pública como consecuencia de la crisis sanitaria del Covid-19 que las publicadas el pasado 20 de abril.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ha explicado que el organismo está llevando a cabo un “seguimiento reforzado” de la situación económica y financiera y ha subrayado que las necesarias medidas de contención aplicadas para frenar los contagios de coronavirus “están teniendo un impacto muy severo sobre la actividad económica”, lo que, a su vez, ha incrementado “sustancialmente” los riesgos para la estabilidad financiera.
Los sectores más afectados
El organismo explica que la evolución de la actividad económica en España se ha visto “bruscamente afectada” por la necesaria adopción de medidas de contención de la expansión del virus, y el descenso de la actividad ha afectado “más que proporcionalmente” a algunas ramas específicas, como el turismo, el transporte aéreo, la hostelería, segmentos de comercio minorista y el entretenimiento.
En este sentido, apunta que algunos indicadores, como la estadística de afiliación a la Seguridad Social de marzo, con el mayor descenso de la ocupación en un mes de la historia (833.979 afiliados menos), recogen el impacto “extraordinariamente severo” de la crisis.
También se refleja, añade, en la caída del PMI del sector manufacturero, del sector servicios o la entrada de viajeros, lo que ha llevado a una caída del PIB intertrimestral del 5,2% en el primer trimestre.
Para el segundo trimestre espera que la caída sea “sensiblemente más elevada”, dado que el número de semanas de confinamiento será mayor en comparación con los tres primeros meses del año.
A pesar de que las expectativas en cuanto a la evolución de la actividad económica más allá del periodo de confinamiento se encuentran rodeadas de una “elevada incertidumbre”, el Banco de España señala que los escenarios disponibles apuntan a una caída del PIB en 2020 entre el 6,6% y el 13,6%, que variará en función de la duración del confinamiento, la persistencia de las perturbaciones y del grado en que los problemas de liquidez de los agentes privados acaben dado paso a dificultades patrimoniales.
En cualquier caso, la magnitud de la caída “superará previsiblemente con amplio margen la que la economía española registró en 2009, avisa el organismo, que sin embargo cree que en 2021 se producirá un repunte de “cierta intensidad”, aunque la pujanza dependerá de la prolongación de la pandemia y del daño a la estructura productiva de la economía.
El déficit público desbocado
En cuanto a las finanzas públicas, señala que tanto el funcionamiento de los estabilizadores automáticos como las necesarias medidas adoptadas van a elevar “sustancialmente” el déficit y la deuda pública españolas en este año. En concreto, según los distintos escenarios, augura una horquilla de déficit entre el 7% y el 11% del PIB este año, y entre el 5,2% y el 7,4% en 2021. Mientras, la deuda pública se situará este año y el próximo en niveles comprendidos entre el 110% y más del 120% del PIB.
Al afectar al conjunto de países de la UE, cree que se requiere una respuesta europea que comparta riesgos y un programa de consolidación fiscal de medio plazo que, una vez los efectos de la crisis se disipen, reduzca los desequilibrios generados en las finanzas públicas.
En cuanto a las medidas implementadas, señala que la única con un impacto presupuestario “bien definido” es el aumento del gasto sanitario, con 4.400 millones, mientras que el resto de actuaciones tendrá un impacto “potencialmente elevado” sobre el déficit, de “magnitud incierta”, como la concesión de garantías públicas a préstamos de empresas por volumen de hasta 102.400 millones, la moratoria de deudas hipotecarias de 6 meses a pymes y autónomos por 22.800 millones o el aplazamiento de los pagos impositivos hasta el 20 de mayo por 3.500 millones.
En este contexto, subraya que el necesario papel de la política fiscal en la actual crisis como garante de las rentas de hogares y empresas deberá acompañarse del diseño de un programa de consolidación fiscal de medio plazo que, una vez que los efectos de la crisis se disipen, reduzca los desequilibrios de las finanzas públicas, y un programa de reformas estructurales, que permitan aumentar el potencial de crecimiento económico.