Mantiene de momento las de 2024 en el 2% gracias al mejor cierre de 2022, la contención de la inflación y las buenas previsiones turísticas
La Comisión Europea ha mejorado este lunes en cuatro décimas la previsión de crecimiento de la economía española para 2023, pasando del 1% que estimaba en su último ejercicio, en noviembre, al 1,4%. De confirmarse, el dato estaría muy por encima de la media prevista para la Eurozona (0,9) y sobre todo de las grandes economías continentales, para las que se espera un ejercicio mucho más duro. Así, Francia apenas crecería un 0,6%, Italia un 0,8% y Alemania un 0,2%.
Según el departamento que dirige en comisario Paolo Gentiloni, lo mismo no se repetiría el próximo año. Bruselas mantiene por el momento la previsión para España en el 2%, de nuevo medio punto más de media que el conjunto de la zona euro. El factor que explica el grueso de la revisión al alza es el mismo que explica buena parte del cierre de la economía española en 2022: el efecto arrastre. El PIB nacional tuvo los dos últimos trimestres del año pasado muy flojos, pero como dice el informe publicado hoy, menos mal de lo esperado, lo que permitió acabar con un crecimiento del 5,5%, que fue más de lo esperado por Moncloa, y un punto entero más de lo que la Comisión Europea pensaba. Y ese magnífico dato empuja y ‘arrastra’ al de los siguientes por un efecto estadístico.
“Se espera que la actividad económica se recupere gradualmente en la primera mitad de 2023 y gane un mayor impulso en la segunda mitad del año. En general, se prevé que el crecimiento del PIB alcance el 1,4 % en 2023, lo que refleja en parte un efecto arrastre superior al previsto a partir de 2022. A medida que se modere la inflación, se espera que un mayor consumo privado y una mayor normalización del turismo mantengan la actividad durante todo el año. Además, la implementación del Plan de Recuperación y los Fondos europeos está destinada a impulsar el crecimiento de la inversión, especialmente en construcción y equipamiento. En 2024, se prevé que el crecimiento del PIB real aumente al 2,0%”, dice el documento de análisis.
Bruselas publica cuatro veces al año sus estimaciones sobre la economía continental. En noviembre, pesimista, daba por hecho que habría una pequeña recesión técnica, al menos dos trimestres de contracción, pero la evolución ha sido mejor de lo temido. Alemania ha evitado la caída al terreno negativo, la inflación no ha ido a peor, el invierno ha sido más suave y la caída del precio de la energía se ha mantenido. Hay sin embargo todavía riesgos generalizados. “Los factores que pueden pesar negativamente sobre el crecimiento en el futuro son el impacto del endurecimiento prolongado en las condiciones financieras de los hogares y las posiciones financieras de las empresas y el debilitamiento de la dinámica del mercado laboral”, dicen los técnicos comunitarios, apuntando a las reiteradas subidas de tipos por parte del BCE, al encarecimiento del crédito y a un posible enfriamiento en la creación de empleo. Y lo mismo vale para los precios: “Los efectos de segunda vuelta sobre los salarios fueron muy limitados en 2022. Un ajuste más rápido de lo supuesto se traduciría en una mayor inflación subyacente durante el horizonte de proyección”.
La visión desde la capital comunitaria es que “España capeó relativamente bien las perturbaciones negativas de la guerra Ucrania en 2022” y que “la resiliencia de la economía se vio respaldada por el fuerte repunte del turismo durante la temporada de verano y el dinamismo del consumo privado, respaldado también por la evolución positiva del mercado laboral. Además, a pesar de la pérdida de poder adquisitivo real, la desaceleración de la inflación a partir del otoño de 2022 “contribuyó a fortalecer la confianza de los consumidores y las empresas, lo que a su vez sostuvo el consumo y la inversión hacia fines de año”, Aún así, destaca el documento, al cierre del cuarto trimestre de 2022, el PIB se mantuvo por debajo de su nivel previo a la pandemia, en diciembre de 2019, siendo el único país continental que todavía no lo ha logrado. España está teniendo datos de crecimiento superiores al resto, sólidos, pero también tenía un mayor camino que recorrer tras la inmensa contracción de 2020. Trabajo que el resto ya ha ido haciendo.
España es también el país que más rápido ha puesto en marcha el Plan Nacional de Recuperación, habiendo pedido ya el desembolso de tres tramos de los Fondos Next Generation (además del inicial, conocido como prefinanciación) cuando la mayoría de socios van por el primero el segundo. Y algunos ni eso. Esto está permitiendo generar más inversión, a pesar de la lentitud en el despliegue de las ayudas.
INFLACIÓN EN REMISIÓN
La Comisión Europea también confía en que lleguen buenos datos por la parte de la inflación este año y el próximo. Así, si en España la inflación interanual estuvo el 8,3% en 2022, en la media de la Eurozona y algo por debajo de la media comunitaria. Bruselas prevé que se modere al 4,4% en 2023 y al 2,3% en 2024, volviendo prácticamente a la normalidad, al menos entendida según el mandato del Banco Central Europeo.
Los precios de la energía descendieron notablemente desde el tercer trimestre del año pasado, pero la transmisión de los altos precios de la energía a otros elementos de la canasta de inflación se ha acelerado considerablemente, dice el informe. “Se espera que esto eleve la inflación subyacente a niveles elevados en 2023, particularmente en la primera mitad del año en medio de la presión persistente, especialmente de los precios de los alimentos y los servicios, y en 2024. Se espera que los obstáculos inflacionarios de este año se atenúen parcialmente con las medidas implementadas por al gobierno para mitigar el impacto de los altos precios de la energía”, dice también en referencia al mecanismo ibérico o al bono de descuento adicional en las facturas de electricidad para hogares vulnerables y una reducción adicional del IVA en una gran cantidad de alimentos”.