- Tres millones de pymes en España se enfrentan a una revolución con la llegada del llamado sistema Verifactu, la nueva norma de Hacienda que entra en vigor a partir del próximo 1 de enero de 2026
- La facturación digital se vuelve inaplazable para millones de pymes

Las más de tres millones de pequeñas y medianas empresas españolas se enfrentan al nuevo sistema de facturación que establece el ministerio de Hacienda en tan solo cuatro meses. A partir de 2026 entrará en vigor Verifactu, por lo que la digitalización de la facturación dejará de ser una opción para convertirse en una obligación legal y la Agencia Tributaria ha puesto en marcha la cuenta atrás. El 1 de enero de ese año, las empresas que tributan por el Impuesto de Sociedades deberán tener sus sistemas adaptados. Seis meses después, el 1 de julio, el turno será para los autónomos.
El objetivo de la norma, que se enmarca dentro de la Ley Antifraude, es claro. Pretende atajar el fraude fiscal, aumentar la transparencia y modernizar el tejido productivo. Sin embargo, la realidad sobre el terreno dibuja un panorama de desconcierto y brecha digital que va a condicionar a millones de negocios -y por lo tanto, de familias- en los próximos meses.
La transición, que ya está en marcha de forma voluntaria desde que Hacienda activara el periodo de pruebas en la primavera de 2025, llega a un ecosistema empresarial que, en gran medida, sigue anclado en el pasado. Según un exhaustivo informe de la compañía tecnológica TeamSystem, el 45% de las micropymes y un 69% de los autónomos todavía gestionan su facturación “a mano”, recurriendo al tradicional papel y bolígrafo o, en el mejor de los casos, a una hoja de cálculo de Excel. Esta precariedad digital no es solo una cuestión de modernidad, sino de pura eficiencia. Y es que, el mismo estudio, estima que la facturación manual genera pérdidas superiores a los 3.600 millones de euros al año en el conjunto de la economía por culpa de errores humanos, duplicidades y, sobre todo, tiempo improductivo que podría dedicarse a hacer crecer el negocio. Y lo más preocupante: nueve de cada diez negocios aún desconocen los detalles de la normativa que está a punto de transformar su operativa diaria.
Un reto para cada negocio
El impacto de VeriFactu no es uniforme; se ramifica y adquiere matices distintos en cada sector y para muchos negocios, familiares con márgenes ajustados, la inversión en nuevo software y la formación necesaria representa un desafío considerable. Este reto se multiplica en sectores con operativas más complejas. Un taller mecánico, por ejemplo, emite facturas que desglosan mano de obra, piezas y servicios. Sus programas de gestión deberán adaptarse para generar facturas conformes a la nueva ley. Lo mismo sucede en las ferreterías, que combinan la venta a particulares (B2C), sujeta a VeriFactu, con la venta a profesionales y empresas (B2B). Esta segunda vertiente les sitúa también en el radar de otra ley en desarrollo, la Ley Crea y Crece, que impondrá la factura electrónica en todas las operaciones entre empresas.
Superar el miedo al cambio
Ante este tsunami normativo, la reacción de muchas pymes es una mezcla de temor y recelos infundados. El informe de TeamSystem revela que casi un 30% de los negocios encuestados ve más inconvenientes que ventajas en el nuevo marco legal. Los principales miedos son un previsible aumento de la carga de trabajo administrativo, el coste de la adaptación tecnológica y una posible pérdida de control sobre sus propios datos.
Esta percepción negativa alimenta la actitud de esperar hasta el último momento para su implementación. Casi cuatro de cada diez empresarios admiten que no se adaptarán hasta que la obligación sea inminente. Esta estrategia de apurar los plazos multiplica el riesgo de incumplimiento y las posibles sanciones, que pueden ser significativas. Además, la prisa puede llevar a tomar malas decisiones, eligiendo soluciones de software inadecuadas o precipitadas.
En este complejo tablero, las asesorías y gestorías desempeñan un papel crucial. Siete de cada diez negocios confían en ellas para informarse y guiarse en esta transición. Aunque la mitad de los asesores conoce bien la ley y dos de cada cinco valoran positivamente la agilidad que puede aportar, la mayoría confiesa que aún no cuenta con las herramientas ni los procesos estandarizados para acompañar a su cartera masiva de clientes en esta transformación digital forzosa.
La llegada de VeriFactu marca un punto de no retorno. Ya no se trata de si las pymes quieren digitalizarse, sino de cómo y cuándo van a hacerlo. Aunque el horizonte de 2026 pueda parecer lejano, 2025 se erige como el año clave, el último periodo de gracia para analizar, planificar e implementar los cambios. Para tres millones de pymes, el futuro de la facturación ya está aquí, y exige una respuesta que no puede demorarse más.