El 58% de los contratos fijos firmados en el primer semestre fueron a tiempo parcial o fijos discontinuos. La agricultura pierde 40.000 empleos tras la reforma laboral
Los contratos de fijo discontinuo se han convertido en la panacea de la reforma laboral de Yolanda Díaz para reducir drásticamente la temporalidad, aunque expertos y analistas apuntan que el efecto es más estadístico que real. Su crecimiento exponencial ha provocado paradojas en la contratación, que ponen en duda su capacidad real para elevar las cifras de indefinidos, máxime cuando el número de horas trabajadas ha caído drásticamente en el primer semestre, lo que ha provocado que el empleo haya crecido más que las horas trabajadas.
Así, casi el 58% de los contratos indefinidos firmados hasta julio fueron a tiempo parcial o fijo discontinuo, pero el «efecto verano» provocó que entre julio y agosto el número de fijos discontinuos superen ya al de contratos indefinidos a tiempo completo. Además, desde la entrada en vigor de la reforma laboral, 577.000 personas firmaron más de un contrato indefinido en el mismo mes, cuando en el año 2021 –antes de la reforma– apenas fueron 26.000.
Son datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) analizados por Randstad en la última edición de su informe de laboral y de empleo, que destaca que los fijos discontinuos inscritos como demandantes de empleo se dispararon también tras la aprobación de la nueva legislación y superan ya los 659.000 trabajadores en el SEPE. Entre marzo de 2022 y julio de 2023 se han firmado 3,63 millones de contratos fijos discontinuos pero, en ese periodo, el número de trabajadores en alta en Seguridad Social con dicho contrato sólo ha aumentado en 454.000 personas.
Según sus cálculos, el número de parados efectivos alcanza los 3,34 millones, lo que supone que 112.000 personas están en situación de paro efectivo en relación con un año atrás. Todo este impulso en el empleo ha propiciado que, por primera vez, la cifra ocupados haya superado los 21,06 millones de ocupados en el segundo trimestre de 2023, un crecimiento que se traduce en un aumento de 604.000 cotizantes entre abril y junio. Sin embargo, si se compara estos datos en términos interanuales se constata que aunque ha habido un crecimiento de 589.000 personas –casi en exclusivamente en el apartado de asalariados indefinidos–, 12 meses antes esa cifra se elevaba hasta los 796.000 empleos creados, 207.000 menos. En cuanto a la tasa de temporalidad, el informe destaca que la del sector público se eleva al 31,1%, más del doble que la del sector privado (13,9%) por decimoséptimo trimestre consecutivo, una diferencia entre ambas que marca un récord histórico.
La hostelería (90.300 empleos), el transporte terrestre (71.800) y el comercio minorista (70.500) han sido los sectores que más empleo han creado en el último año, mientras que las mayores pérdidas se registraron en agricultura –con 40.500 empleos perdidos-, fabricación de productos metálicos (28.000) y actividades artísticas (25.500). El descenso del paro en 365.000 personas en el segundo trimestre ha llevado la cifra de parados censados a 2,76 millones y la tasa de desempleo hasta el 11,6%.
Asimismo, recuerdan los expertos de Randstad que sólo el 36,8% de los parados tiene estudios universitarios o de FP, una proporción que ha aumentado ocho décimas en el último año. Por el contrario, la tasa de paro de los trabajadores con estudios universitarios y FP superior (6,6%) desciende 1,1 puntos en el último trimestre y sigue siendo la única por debajo de la tasa media de paro. Es decir, tener estudios superiores lleva aparejado tasas de actividad 20 puntos superiores al resto, muy por debajo de la media de paro (11,6%). Tres de cada 10 ocupados (29,3%) tiene un bajo nivel de cualificación –Secundaria u Obligatoria–, una proporción que casi duplica la media de la UE. Casi 1,12 millones de parados (el 40,4% del total) llevaban más de un año en proceso de búsqueda de empleo en el segundo trimestre, 280.000 menos que un año atrás.