Pese a las debilidades que persisten en el mercado laboral, los últimos datos de empleo sostienen una revisión al alza en los pronósticos para próximos meses
“Capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”. La Real Academia Española (RAE) define la “resiliencia” como esa elasticidad que permite a un sistema esquivar perturbaciones ajenas y resistir ante las adversidades. Y eso es precisamente lo que está demostrando el mercado laboral patrio, a la vista del balance de paro y afiliación del primer trimestre, que dinamita las previsiones más negativas y apunta a un crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de hasta el 2% en 2023. Aunque persisten males endémicos y el horizonte no está exento de amenazas, los analistas coinciden en que el empleo está mostrando una gran fortaleza y proyecta una aceleración de la actividad en los próximos meses.
Ni la inflación galopante, ni la escalada de los tipos de interés, ni las turbulencias en el sistema bancario, ni el encarecimiento de los costes laborales que soportan las empresas… El complejo contexto nacional e internacional al que está expuesta la economía española no ha conseguido emborronar la foto finish del empleo a cierre del primer trimestre. Con más de 200.000 nuevos afiliados a la Seguridad Social y casi 49.000 parados menos, el pasado mes de marzo se alza como el mejor de la historia en términos de afiliación y obliga a las casas de análisis a rehacer sus estimaciones económicas para el conjunto del año.
Lo adelanta Miguel Cardoso, economista jefe para España de BBVA Research: “Nuestra estimación hasta antes de los datos de afiliación de marzo estaba en un crecimiento del PIB de entre el 0,3% y el 0,5% en el primer trimestre del año. Ahora, la probabilidad de un avance igual o superior al 0,5% es mayor al 50%”. Para este experto en análisis de tendencias, “lo importante” de estos datos es que muestran una “aceleración” en la creación de empleo que “se notará también en un sólido segundo trimestre, que podría presentar crecimientos similares”.
De cumplirse sus previsiones -y manteniéndose el resto de variables constantes- el crecimiento promedio del PIB podría estar “más cerca del 2% que del 1,5% en 2023”, anticipa Cardoso. No sin añadir que durante los próximos meses “la economía tendrá que soportar el impacto rezagado del incremento en los tipos de interés” y que “la inflación sigue siendo mayor que el incremento en los salarios”. “Además del efecto que pueda tener la mayor volatilidad que se ha observado durante las últimas semanas en los mercados financieros”, advierte en referencia a la caída de Credit Suisse que ha hecho temblar a la banca tras el colapso del Silicon Valley Bank.
Lo cierto es que en las últimas semanas los principales organismos e instituciones de dentro y fuera de nuestras fronteras ya han venido mejorando sus previsiones para la economía española al calor del rebote que han experimentado algunos indicadores tras el frenazo de la segunda mitad de 2022 que llegó a encender incluso las alertas sobre la posibilidad de entrar en una breve recesión técnica entre finales del año pasado y principios de este. La Comisión Europea, por ejemplo, ha elevado su proyección de crecimiento para 2023 en cuatro décimas, hasta el 1,4%; el Banco de España ha hecho lo propio en tres décimas, hasta el 1,6%; y el recién actualizado panel de Funcas ha subido la previsión del consenso en dos décimas, hasta el 1,5%.
Y eso antes de conocer la evolución del mercado laboral en marzo. Ahora, con los datos sobre la mesa, los expertos anticipan una aceleración de la actividad en los próximos meses. Es el caso de la economista jefa de Singular Bank, Alicia Coronil, que vaticina que esta mejora irá “muy ligada a la rotación del consumo hacia los servicios y también al inicio de la campaña estival, en la que se mantienen las perspectivas”. El riesgo surge, según advierte, “una vez pasada la temporada en un contexto en el que se notará no sólo el endurecimiento de las condiciones financieras sino también el menor crédito, unido a la debilidad de las perspectivas en el sector industrial y de la construcción” y en paralelo a la evolución de las presiones inflacionistas y de los precios de la energía durante el próximo otoño.
Aunque persisten amenazas en el corto plazo, el sentir común tras conocer los datos de paro y afiliación de marzo es optimista. Hasta la CEOE ha destacado la “mayor resiliencia del mercado laboral” pese a “la incertidumbre económica derivada del conflicto bélico en Ucrania, la inflación y el encarecimiento generalizado de los costes laborales y de producción”. Eso sí, los empresarios también advierten de que hay algunas sombras en la información que hicieron pública ayer los ministerios de Trabajo y Seguridad Social.
Sombras en los datos
En concreto, la patronal señala que a pesar de que “el empleo aguanta”, las empresas de menor tamaño “están sufriendo”. Se apoyan en la persistente sangría del régimen de autónomos, que cuenta con 1.300 afiliados menos que hace un año y 6.000 menos desde que empezó 2023. También en el desplome del comercio de casi 20.000 profesionales respecto a marzo de 2022 y en el cierre de más de 13.000 empresas en los dos primeros meses del año, así como en los concursos de acreedores, que han aumentado un 20% en los últimos dos años, según los datos provisionales del Colegio de Registradores.
No son los únicos datos que ensombrecen un balance aparentemente positivo. Y es que pese a registrarse la cifra más baja de desempleo en esta época del año desde 2008, todavía hay en España 2,9 millones de personas dispuestas a trabajar que no encuentran empleo. Y ello sin tener en cuenta los desempleados con disponibilidad limitada o demanda de empleo específica, que situarían el paro real en cerca de 3,4 millones de personas. Ni los trabajadores en ERTE, que alcanzan los 15.379 afectados, 755 más que en febrero.
Además, del total de contratos registrados en marzo (1,3 millones) cerca de 616.000 fueron indefinidos, pero se firmaron más contratos fijos que personas que los suscribieron, lo que implica que más de 33.000 trabajadores tuvieron más de un contrato de este tipo. En otras palabras: “Más pluriempleo e incremento de la contratación a tiempo parcial”. En boca del director del Gabinete de Estudios de la Unión Sindical Obrera (USO), José Luis Fernández Santillana, “la rotación en el empleo ha llegado a la contratación indefinida”.
Habrá que esperar a finales de mes para ver si los datos que registra el Gobierno se traducen en una Encuesta de Población Activa (EPA) que respalde la resiliencia del mercado laboral y la mejora de las previsiones.