Lagarde defiende que lanzará más estímulos si es necesario, pero tendrá difícil encontrar consenso en el BCE

  • La presidenta espera una inflación negativa en los próximos meses
  • Y anuncia que la revisión estratégica estará terminada en septiembre de 2021
  • El Comité Ético publicará las conclusiones de casos de conflictos de intereses

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha afirmado que están preparado para “ajustar todos sus instrumentos como sea apropiado” para asegurar el aumento de la inflación en el entorno de  la “alta incertidumbre” causada por la pandemia. Pero una nueva ronda de estímulos provocará tensiones en el Consejo de Gobierno de la institución. Los halcones, dadas las condiciones relativamente benignas del mercado, quieren que el BCE reduzca discretamente sus compras de bonos, ahorrando munición para incrementar el ritmo de compras de nuevo si fuera necesario. Todo ello sin aumentar el tamaño del Programa de Compras de Emergencia para Pandemias.

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En su comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la Eurocámara, Lagarde ha subrayado que la recuperación económica en la eurozona tras la pandemia “sigue siendo incompleta, incierta y desigual”. Por ello, la presidenta ha dicho que el BCE está listo para desplegar más estímulos monetarios para ayudar a la recuperación si es necesario.

El agudo declive de la economía en la primera parte del año ha pesado sobre la tasa de inflación, que se situó en el -0,2 % en agosto, y el BCE espera que siga siendo negativa en los próximos meses debido a la caída de los precios de la energía, la mayor fortaleza del euro y una reducción temporal del IVA en Alemania.

“En el actual entorno de elevada incertidumbre, el Consejo de Gobierno evaluará cuidadosamente toda la información que llegue, incluyendo sobre la evolución del tipo de cambio, en relación con sus implicaciones para la perspectiva de inflación a medio plazo”, ha dicho.

El organismo, ha añadido, “sigue estando listo para ajustar todos sus instrumentos, como sea apropiado, para asegurar que la inflación se mueve hacia su objetivo de modo sostenido”.

Estamos lejos del objetivo y no somos complacientes, pero hemos demostrado que cuando se trata de recalibrar nuestros instrumentos, aumentar su tamaño, siempre estamos listos para hacerlo para cumplir nuestro mandato”, ha defendido Lagarde, que ha resaltado que las medidas adoptadas hasta ahora han sido “proporcionadas”.

La presidenta del BCE también ha anunciado que espera tener concluida la revisión estratégica del banco en septiembre de 2021. En la práctica, supone que la autoridad monetaria tendría todavía más margen de maniobra para una política monetaria expansiva, sin preocuparse de que los precios superen la meta establecida. Además, ha señalado que el BCE publicará en su web las conclusiones del Comité de Ética sobre los casos de conflictos intereses del personal actuales y pasados.

Lagarde ha logrado poner fin a las luchas internas que el año pasado sembraron el caos en el seno del BCE durante los últimos meses de mandato de Mario Draghi. Pero la banquera gala cada vez está teniendo más difícil mantener el consenso tejido en el último año.

Choque frontal entre palomas y halcones

Los desacuerdos quedaron de manifiesto durante la última reunión de política monetaria celebrada en septiembre, según indicaron a Reuters ocho fuentes distintas cercanas a las conversaciones. Se están reabriendo viejas heridas

Los responsables de política monetaria conservadores -conocidos en la jerga de los bancos centrales como “halcones”, argumentan que el BCE está minimizando algunas buenas noticias, como los indicadores económicos registrados durante el verano, que fueron mejores de lo esperado.

Al otro lado del tablero, las “palomas” o banqueros centrales inclinados hacia la flexibilización monetaria presionan a Lagarde para que adopte un lenguaje más contundente ante los riesgos para el crecimiento y la amenaza de la apreciación del euro frente al dólar. Y en el medio se encuentra el economista jefe del BCE, Philip Lane, que comparte la preocupación sobre la fortaleza del euro y la desconfianza sobre la recuperación.

Los halcones quieren que, dadas las condiciones relativamente benignas del mercado, el BCE reduzca discretamente sus compras de bonos, ahorrando munición para incrementar el ritmo de compras de nuevo si fuera necesario. Todo ello sin aumentar el tamaño del Programa de Compras de Emergencia para Pandemias (PEPP por sus siglas en inglés).

Algunos sostienen además que las proyecciones económicas son demasiado pesimistas porque no tienen en cuenta las medidas de estímulo fiscal ya anunciadas, que inevitablemente darían lugar a un aumento del crecimiento y la inflación.

Ambos puntos fueron rechazados por Lane, como también lo fue el llamamiento a dar una advertencia más clara sobre los riesgos para el crecimiento de un euro más fuerte. Lagarde, en la reunión de septiembre, pasó de puntillas por encima de la apreciación del euro.

Aunque la mayoría de responsables defiende en público la postura de Lagarde de “esperar y ver”, algunos adoptaron en la reunión un tono decidido de acomodamiento monetario y debatieron abiertamente las perspectivas de un mayor estímulo, algo que Lagarde ha evitado deliberadamente.

Varias de las fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato, se opusieron especialmente a unos comentarios de la semana pasada de Fabio Panetta, miembro del Consejo de Gobierno, que vería con buenos ojos que el BCE pecase más por exceso que por defecto.

Panetta, que se unió al consejo a principios de año, argumentó que el BCE que la inflación seguía incómodamente por debajo del objetivo del BCE y que en tales situaciones podría ser necesaria una respuesta política.

“Es como si Mario hubiera vuelto”, dijo una de las fuentes, refiriéndose a la tendencia de Draghi a desviarse del mensaje del Consejo de Gobierno antes de que otros tuvieran la oportunidad de opinar.

En cualquier caso, las fuentes agregaron que Lagarde, por ahora, está cumpliendo su parte del trato e incluso está alcanzando compromisos con los políticos con los que Draghi no habló.

“Lagarde está trabajando sin parar y en junio se las arregló para obtener un consenso, así que no tengo ninguna razón para pensar que está a punto de cambiar su estilo”, dijo otra fuente Reuters.

Algunos altos cargos del BCE han abogado por aumentar la cuota de compra de bonos de emergencia a 2 billones de euros desde los actuales 1,35 billones de euros, pero Lagarde rechazó tal sugerencia, reforzando su credibilidad entre los responsables que a menudo estaban en desacuerdo con Draghi, dijo una de las fuentes.

Las fuentes dijeron que si bien es posible que sea necesario adoptar medidas de política monetaria en diciembre, llevar los desacuerdos al dominio público y alimentar las expectativas del mercado con comentarios sobre flexibilización podría hacer más difícil mantener el consenso.

Vía: https://www.eleconomista.es