Instituciones como el BCE, el Gobierno y la patronal habían pedido utilizar este indicador como orientación para pactar incrementos salariales
La inflación subyacente, que no tiene en cuenta los productos energéticos ni los alimentos frescos, ha sido tradicionalmente el índice más estable para medir la evolución de los precios, al no incluir los componentes más volátiles de la cesta de consumo y mantenerse más contenida. En abril, sin embargo, este indicador se ha disparado un 4,4% interanual, un punto más de lo que subió en marzo respecto al mismo mes del año anterior y también un punto más de lo que esperaba el mercado.
De hecho, según los datos divulgados este jueves por el Instituto Nacional de Estadística, la inflación subyacente ha subido en abril un 1,8% respecto a marzo, la mayor subida de la serie histórica en un sólo mes por detrás únicamente de la de enero de 1986 (2,5%), mientras que el índice general ha experimentado un descenso del 0,1% frente al mes pasado.
Las medidas aprobadas por el Gobierno para intentar contener la inflación, entre las que destacan el descuento de 20 céntimos por litro en los carburantes, han servido para moderar el índice general, que ha pasado de subir un 9,8% interanual en marzo a hacerlo un 8,4% este mes, pero eso no ha impedido que haya una propagación de la subida de precios a toda la cesta de consumo, señal de que las presiones inflacionistas se están generalizando y van siendo cada vez más intensas y persistentes.
La subida del 4,4% en la inflación subyacente supone que todos los bienes y servicios, sin contar los energéticos y alimentos frescos, registran esa subida de precio en promedio frente al año pasado. Se trata del mayor incremento desde 1995, aunque tranquiliza -en parte- que siga habiendo una distancia de 4 puntos con respecto a la general, margen que demuestra que la traslación no ha sido total. Aún así, la cifra ha superado las expectativas; el panel de economistas de Funcas, por ejemplo, había previsto que se situara en el 3,5% este mes.
El devenir de la inflación subyacente preocupa a los bancos centrales, que hasta la fecha han apoyado su decisión de no endurecer en exceso su política monetaria porque la inflación subyacente se mantenía contenida. Luis de Guindos, vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), llegó a recomendar en noviembre -cuando la inflación empezaba a repuntar con más fuerza- que se utilizara la subyacente como guía para pactar subidas de sueldos, algo que se vio con buenos ojos en la patronal de empresarios de cara a la negociación del Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva.
Estas negociaciones, en las que ha querido intervenir el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al pedir un gran Pacto de Rentas, se han ido demorando y las crecientes cifras de inflación no han facilitado llegar a un acuerdo. De hecho, a día de hoy, la inflación subyacente en el 4,4% ya no sería un indicador moderado que pudiera servir de guía para subir sueldos.
“La inflación subyacente es un indicador de referencia más estable que la inflación general, pero como tal no está recogida en ningún convenio colectivo. De hecho, en las cuestiones relativas a convenios se debe evitar cualquier indiciación, tanto a la inflación general como a la subyacente, porque eso retroalimentaría”, defiende Gregorio Izquierdo, director general del Instituto de Estudios Económicos (IEE) y también director de Economía de CEOE.
Más subidas en los próximos meses
En su opinión, la inflación subyacente se está viendo impulsada por la subida de precios de los alimentos elaborados -que sí están incluidos en este índice-, pero cree que no se ha producido una traslación a todos los bienes de consumo como ha ocurrido en Estados Unidos, donde ésta subió un 6,5% interanual en marzo.
“Es importante el dato subyacente porque va a ser el nivel al cual va a tender la inflación general al final del año. Nosotros creemos que se va a moderar porque además tiene su escalón estadístico porque terminó muy alta el año pasado. Ahora creemos que va a reducirse significativamente hasta terminar el año en niveles por debajo de los actuales”, apunta.
Los analistas de la consultora británica Capital Economics se muestran menos optimistas: “esperamos que la inflación subyacente en España se mantenga por encima del 3% en el transcurso de este año. La persistente escasez de oferta mantendrá alta la inflación de bienes básicos, y la última encuesta del Banco de España muestra que casi la mitad de los fabricantes y alrededor de un tercio de los minoristas y las empresas de construcción se han visto afectados. Mientras tanto, es probable que la inflación de los servicios se vea impulsada por la demanda de salarios más altos -la cantidad de contratos con cláusulas de indexación de la inflación ha aumentado en los últimos meses, pero es probable que los trabajadores con salarios no indexados también presionen para conseguir aumentos-. En términos más generales, el precio de producción que recoge el PMI compuesto, que ha sido una guía de confianza para la inflación subyacente en el pasado, apunta a una aceleración de la inflación subyacente en los próximos meses“, señalan.
Los analistas de Funcas también creen que la subyacente seguirá subiendo hasta el final del verano y empezará a bajar en el último trimestre, situando su media anual en el 3,5%.
Vía: https://www.elmundo.es