La fórmula francesa que valora el Gobierno para rescatar a las pymes

  • El país vecino ha movilizado un fondo para realizar préstamos participativos
  • Está abierto a inversores particulares con una inversión mínima de 5.000 euros

Además de estudiar el alivio de la deuda para medianas y pequeñas empresas, el Gobierno valora la posibilidad de lanzar un fondo, siguiendo el modelo de Francia, para seguir apoyando a las pymes a través de préstamos participativos. Pero, ¿cómo funciona en el país vecino?

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El Gobierno de Sánchez última un nuevo paquete de medidas para apoyar a las empresas en la tercera ola de la pandemia. Hasta ahora el Gobierno se ha limitado a ofrecer líneas de liquidez al sector privado para mantenerse en pie, renunciando a las ayudas directas. Solo las grandes empresas y consideradas estratégicas se han podido beneficiar, a través de la SEPI, de dinero contante y sonante, para el resto se ha puesto a disposición préstamos ICO, con avales de hasta 100.000 millones.

Por un lado, se estudia la posibilidad de que el Estado asuma parte de la deuda de las empresas que han acudido a los programas de préstamos públicos, pero por otro lado se estudia impulsar un fondo para pymes para conceder préstamos participativos, tal como funciona el Fondo de Apoyo a la Solvencia de las Empresas Estratégicas a través de la SEPI, los cuales pueden ser convertidos en capital, según adelanta Bloomberg.

En Francia, este fondo para pymes contempla el rescate de hasta 1.500 empresas y tiene la particularidad de estar abierto a inversores particulares a partir de 5.000 euros. El Estado garantiza parte del capital del fondo, pero todavía no está en marcha a falta de la autorización de la Comisión Europea.

La fórmula francesa permite al Gobierno de seguir apoyando con liquidez al tejido productivo pero sin depender tanto de la banca. Las empresas españolas, principalmente pequeñas y medianas empresas, han pedido prestados 116.000 millones de euros el pasado mes de marzo, a través del ICO. El Estado se ha comprometido ha garantizar hasta el 80% de los créditos en caso de incumplimiento. El problema para la banca española, que hasta ahora se ha mostrado muy proactiva con la medida, es que se enfrenta a una potencial ola de impagos según se deteriora la situación económica.

Esta medida de préstamos participativos a través de un fondo permite a los bancos e inversores reducir su exposición a los préstamos dudosos, el Estado asumiría algunas de las pérdidas sufridas si una empresa rescatada fracasa.

Calviño ya ha anunciado que habrá nuevas medidas

“Necesitamos continuar implementando medidas en las próximas semanas para asegurar que los problemas de liquidez no se conviertan en problemas de solvencia para las empresas viables”, dijo la semana pasada la ministra de Economía, Nadia Calviño, en el Congreso de los Diputados.

Lo que está claro que la liquidez no soluciona muchos problemas a las empresas en la tercera ola de la pandemia, y las dos fórmulas que hay encima de la mesa del Gobierno suponen ayudas directas.

Las nuevas medidas que maneja el Ejecutivo de Sánchez, junto a  la reforma de la Ley Concursal para agilizar liquidaciones, se produce justo después del último tirón de orejas que llega desde Europa. El BCE ha afeado los esfuerzos de apoyo a la economía al situar a España a la cola en ayudas directas dentro de la UE.

El BCE publicó un análisis en el que suma las medidas fiscales discrecionales relacionadas con el covid-19 adoptadas por los países, que tienen un impacto presupuestario en 2020, y las ha comparado con el gasto discrecional que se puso en marcha en la crisis 2009. Estos datos muestran que España es el país que menos esfuerzos ha dedicado a estas medidas y además es el único, junto a Luxemburgo, que ha usado menos recursos en que en 2009.

Para calcular estos gastos, el BCE ha descontado la partida usada para los Ertes (puede ser tratado como un estabilizador automático) o los avales para garantizar la liquidez a las empresas, puesto que en el muy corto plazo no tienen un impacto en el presupuesto (en el futuro pueden tenerlo si las empresas impagan los créditos avalados). De esta forma, España es de lejos el ‘farolillo rojo’ del euro. Mientras que países como Lituania, Austria, Italia o Países Bajos han gastado más del 5% del PIB, España solo ha implementado medidas por valor del 1,3% del PIB. La media de los 19 países del euro está ligeramente por encima del 4% del PIB.

Vía: https://www.eleconomista.es/