Frenar los precios de la energía, aplicar medidas fiscales pero también contener el intervencionismo público, entre ellas.
Pedro Sánchez ya ha presentado su proposición de acordar con CEOE, Cepyme, CCOO y UGT un gran pacto de rentas que permita atenuar los daños sobre la economía española que va a tener la guerra entre Rusia y Ucrania. Sin embargo, patronal y sindicatos también han expresado sus dudas al presidente del Gobierno. Por ello, han puesto sobre la mesa cinco cuestiones que exigen que se traten en dicho pacto de rentas para contar con su participación.
La condición principal es que la negociación salarial se quede en el marco del Acuerdo del Empleo y la Negociación Efectiva (AENC). Es decir, que el Gobierno no se debe entrometer en un diálogo que hoy es bilateral.
La intención de Moncloa es que haya un acuerdo rápido que dé certezas a los inversores, y que haya una contención en las subidas salariales que no dispare los efectos de segunda ronda en la inflación.
Sin embargo, los sindicatos no están por la labor. Ya han indicado que la inflación no debe afectar al poder adquisitivo de los trabajadores, que se debe mantener. Solo estarían dispuestos a ceder a cambio de cláusulas de revisión salarial que se modulen según evolucione la inflación.
En cambio, Antonio Garamendi, presidente de la CEOE, alertó ayer de que “la indexación de los salarios a la inflación sería un error inmenso para el futuro de España”
El pacto de rentas es, a día de hoy, un lienzo limpio, según los agentes sociales, cuyo contenido es una incógnita. Existe el título de la película, pero no la película en sí misma, indicó el propio Garamendi este lunes.
Lo que se plasme en el pacto de rentas, que tiene que ir mucho más allá del ámbito salarial, son las otras exigencias de los agentes sociales, especialmente de los sindicatos. Particularmente Unai Sordo, secretario general de CCOO, reclamó ayer que el Gobierno intervenga en los precios y contenga la inflación, sobre todo en el caso de la energía.
A esto se suma otra exigencia. Los sindicatos reclaman ‘sacrificios’ también a las empresas, de manera que limiten el reparto de dividendos y de beneficios en el marco del pacto de rentas.
Los trabajadores añaden una cuarta exigencia para el pacto de rentas: que se pongan sobre la mesa medidas en el campo tributario, particularmente en Sociedades.
Regulación
Por su parte, los empresarios son menos claros. Están dispuestos a negociar y llegar a acuerdos en la mesa de negociación. Por eso ponen sobre la mesa la que sería la quinta exigencia de los agentes sociales para entrar en un pacto de rentas: “No puede haber una regulación absoluta de la vida económica, nos parecerá peligroso“.
No es la primera ocasión que se plantea la posibilidad de un pacto de rentas para abordar los próximos meses. Aunque Sánchez lo ha planteado por el impacto de la crisis de Ucrania, Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, ya lo propuso en enero ante el incremento de los precios.
Ni siquiera es la primera vez que el presidente del Gobierno maneja este concepto. En 2016, formó parte del programa electoral con el que el PSOE, liderado por Sánchez, se presentó a las Elecciones Generales de aquel año. Veremos si en esta ocasión el concepto prospera más que entonces.