Aplicará un -1% a los nuevos créditos bajo el programa TLTRO y lanza nuevas líneas de liquidez. Lagarde espera una caída de entre el 5% y el 12% en el PIB de la zona euro este año
El Banco Central Europeo ha celebrado hoy su primer Consejo de Gobierno después de que el estallido de la pandemia del coronavirus le haya llevado a explorar nuevas medidas antes impensables. Y después de haber puesto en marcha en el último mes una batería arrolladora de estímulos monetarios, ha decidido reforzar las inyecciones de liquidez para garantizar al máximo que fluye el crédito bancario en la zona euro. Una alfombra roja de facilidades para la banca para que la liquidez en masa del BCE llegue a la economía real y para que una de las principales medidas puestas en marcha por los gobiernos del euro, las líneas de crédito con aval público, sea realmente efectiva.
La presidenta del BCE ha dibujado un escenario económico sombrío para la zona euro a causa del coronavirus y de salida aún muy incierta. Y a diferencia de su anterior rueda de prensa, la comunicación ha sido esta vez precisa y contundente, dejando muy claro el compromiso del BCE frente a la crisis y su abierta disposición a ser flexible y a adoptar nuevas medidas.
Según ha explicado Christine Lagarde, la pandemia del coronavirus supone para la zona euro el hundimiento económico más rápido y de mayor magnitud en tiempos de paz. El BCE prevé que el PIB de la región retroceda este año entre el 5% y el 12%, en función de la duración de las medidas de confinamiento y del éxito de las políticas fiscales adoptadas. Y no ha dudado en recordar que una respuesta fiscal “coordinada y ambiciosa es crítica”, en un nuevo llamamiento a que los gobiernos de la UE acuerden una respuesta urgente ante la pandemia. “Las cifras más duras del impacto económico aún están por llegar”, ha advertido Lagarde, que ha anticipado que el PIB de la zona euro podría llegar a desplomarse el 15% en el segundo trimestre.
Para asegurar la abundancia de crédito barato para las empresas, el BCE pondrá en marcha una nueva serie de inyecciones de liquidez a la banca ligadas al impacto de la pandemia que comenzarán en mayo. Además mejorará aún más las condiciones de las subastas TLTRO, de liquidez a medio plazo condicionada al crédito, con una bonificación adicional para la banca de 50 puntos básicos, desde los 25 anteriores. De este modo, y dado que la facilidad de depósito está en el -0,5%, los bancos que acudan a este tipo de subastas entre junio de este año y junio de 2021 y presten bajo las condiciones del BCE recibirán una bonificación del 1%.
Las nuevas subastas de liquidez de emergencia vinculadas a la pandemia, estas a más corto plazo, sin el condicionante de dar crédito y con la finalidad de presevar el buen funcionamiento del mercado monetario, tendrán un interés para la banca del -0,25%. Habrá un total de siete y el plazo para su devolución será septiembre de 2021, coincidiendo con el plazo hasta el que estará vigente la flexibilización de los colaterales que acepta el BCE a cambio de dar liquidez a los bancos. La primera de estas subastas de liquidez ilimitada para la banca se iniciará el 19 de mayo, para un plazo de 16 meses, y la última será en diciembre, a un plazo de 8 meses.
En definitiva, se trata de una auténtica bazuca de liquidez para las entidades financieras a interés negativo que el BCE estima en un total de 3 billones, de los que 1 billón serían en liquidez condicionada a la concesión de crédito (TLTRO).
Compra de bonos basura
Otro de los principales mensajes que ha lanzado Lagarde es la clara disposición del BCE a terminar comprando bonos basura, con lo que romperá un nuevo tabú en su política monetaria. El BCE ya anunció la semana pasada que aceptará como colateral bonos que hayan perdido el rating de grado de inversión con posterioridad al 7 de abril, hasta una calificación de BB. La medida está dirigida especialmente a Italia, a la que Fitch acaba de rebajar el rating soberano hasta dejarlo a solo un escalón de entrar en terrero de bono basura. Así, llegado el caso, los bancos italianos podrán seguir obteniendo liquidez gratis del BCE aunque presenten deuda soberana italiana por debajo del grado de inversión.
Ante las reiteradas preguntas de los periodistas, Lagarde ha asegurado que no se ha discutido hoy la opción de adquirir deuda basura, aunque no ha podido dejar la puerta más abierta para ello. “Somos plenamente flexibles, miramos todas las opciones para asegurar la efectiva transmisión de nuestra política monetaria”, ha afirmado, recordando también que ya puede comprar deuda griega dentro del plan extraordinario antipandemia.
El BCE ha mantenido sin cambios ese programa extraordinario de compras de deuda por 750.000 millones de euros anunciado el pasado 18 de marzo, a pesar de que la situación económica de la zona euro se ha deteriorado con fuerza desde entonces a causa de la parálisis de la actividad. Sin embargo, el comunicado difundido tras la reunión el BCE ya avanza que está completamente preparado para ampliar el tamaño de ese programa de compras de deuda “todo lo necesario y durante el tiempo que haga falta”. “Seguimos siendo flexibles, créanme”, ha insistido Lagarde.
De hecho, los expertos dan por seguro que ese programa terminará por ampliarse, no solo para mitigar el impacto inicial de la pandemia sobre la economía y para estabilizar el mercado financiero, garantizando el acceso a una financiación barata, sino para apoyar la larga tarea de reconstrucción que vendrá tras la emergencia sanitaria.
Lagarde ha insistido en todo caso que el instrumento adecuado para combatir la actual cririsis es ese programa extraordinario de compras anunciado en marzo, sin limitaciones a la compra de bonos de un país y con capacidad de adquirir activos más diversos, como deuda griega o pagarés a más corto plazo, y no el programa OMT, creado por Draghi en 2012, en una situación muy diferente a la actual y sujeto a la aplicación de medidas económicas por parte del país beneficiado.
El BCE ha insistido hoy en su compromiso con poner todos los medios necesarios para contribuir a la recuperación de la economía de la región, aunque previsiblemente tomará nuevas medidas en su próxima reunión del 4 de junio, cuando ya se conozca con más precisión el coste económico del coronavirus y la respuesta fiscal de la UE a la pandemia, según prevén los expertos. “No vamos a permitir la fragmentación financiera”, ha advertido Lagarde en respuesta a si el BCE está haciendo lo suficiente por Italia.
En apenas un mes, el BCE ya ha empleado en compras de deuda dentro de su programa extraordinario casi 100.000 millones de euros, cinco veces más de la cuantía mensual previa a la pandemia. Ha tenido que intensificar las compras ante los repuntes de la prima de riesgo de España e Italia, donde el impacto económico del coronavirus va a ser mayor, y cuyo riesgo soberano, en especial en el caso italiano, ha sufrido además el impacto de la división política en la zona euro, donde aún no se ha definido cómo será el fondo de reconstrucción que servirá para ayudar a los países miembros a salir de la crisis.