El acceso de España a las ayudas del fondo europeo también requerirá hacer ajustes

Los países discuten el fondo y esperan llegar a un acuerdo en julio

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante la presentación del plan de recuperación de la eurozona tras la crisis del coronavirus, este miércoles 27 de mayo.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, durante la presentación del plan de recuperación de la eurozona tras la crisis del coronavirus

Los 27 jefes de los Ejecutivos de la UE se verán este viernes las caras por videoconferencia para discutir por primera vez el fondo para la recuperación de 750.000 millones de euros, propuesto por la Comisión Europea a finales de mayo. Se trata del mayor estímulo fiscal en la historia de la Unión para superar la profunda recesión que provocará el covid-19.

A pesar de lo que está en juego, las expectativas son mínimas. “El objetivo es que no vayamos para atrás”, comentó un alto cargo comunitario. Las diferencias entre los Estados miembros son enormes. Y aunque resultará complicado salvar la distancia, se espera cerrar un acuerdo político el próximo mes, para que la ayuda esté disponible el 1 de enero.

Para acceder al maná comunitario, los países no solo tendrán que presentar reformas para modernizar sus economías, también ajustes para sanear sus cuentas y asegurar la resiliencia frente a crisis futuras, según informó una fuente comunitaria.

¿Qué incluye el paquete?

El fondo de recuperación (bautizado como Próxima generación Europa) suma 500.000 millones de euros en ayudas a fondo perdido y 250.000 millones de euros en préstamos blandos. Este gran estímulo se añade al presupuesto comunitario ordinario para 2021-2027, el llamado marco financiero plurianual, que suma otro billón de euros para políticas como la Política Agrícola Común o los fondos de Cohesión.

Según los criterios de reparto propuestos por la Comisión, España se quedaría con unos 140.000 millones de euros del fondo de recuperación, 77.000 millones en ayudas no reembolsables.

Además, la Comisión también propuso apuntalar el presupuesto comunitario actual de manera urgente con 11.500 millones de euros para reforzar la respuesta a la pandemia antes de que arranque el fondo de recuperación.

¿Cuáles son las condiciones para acceder a la ayuda?

Los países tendrán que presentar planes de inversión y de reforma para acceder a los fondos. Se guiarán por las recomendaciones que dirige anualmente Bruselas a los Estados miembros, poniendo especial énfasis en la transición digital y ecológica.

Una fuente comunitaria añadió el jueves un matiz importante. También se atenderá a la reducción del déficit y la deuda cuando la Comisión prepare conjuntamente con los Gobiernos estos planes nacionales.

“Miraremos los ajustes fiscales, desde luego” añadió la misma fuente, justificando que es parte “importante” en la resiliencia global que intentan reforzar en los Estados miembros, sobre todo los más afectados.

De momento, el Pacto de Estabilidad está suspendido. Pero una vez vuelva el crecimiento el próximo año, la vigilancia se reactivará. Entonces, Bruselas y las capitales acordarán de manera conjunta “los ajustes fiscales” necesarios para garantizar la sostenibilidad de las cuentas y desbloquear la ayuda.

Eso sí, en la Comisión insisten en que no se volverá a cometer los “errores” de la crisis de hace una década, cuando el empacho de austeridad provocó una segunda recesión.

Por eso, los ajustes serán más graduales, teniendo en cuenta el elevado nivel de déficit y de deuda del que se parte.

¿Cómo se financiará el gran estímulo?

Para reunir los 750.000 millones de euros del fondo de recuperación, la Comisión ha propuesto que la UE se endeude en los mercados en esta cifra récord, para lo que necesita el permiso de las capitales para aumentar su techo de recursos propios.

Por otro lado, el presupuesto comunitario ordinario se financia a través de contribuciones de los Estados miembros, en función de su riqueza.

Para devolver el enorme endeudamiento, la Comisión ha propuesto crear nuevos tributos como la tasa digital, un impuesto a los plásticos, a empresas contaminantes extranjeras, extender el mercado de emisiones europeo, y un gravamen a las multinacionales que operen en el mercado interior.

¿Cuáles son los principales obstáculos para el acuerdo?

Los principales frentes de batalla son el tamaño del fondo, la distribución entre préstamos y ayudas a fondo perdido, los criterios para repartir las ayudas entre los socios, y la condicionalidad.

Para los Estados miembros más críticos, como Holanda, la lista se alarga incluyendo también dudas sobre la gobernanza del fondo, la creación de los nuevos impuestos europeos o los plazos para reembolsar la deuda.

Además, los Estados miembros continúan sin ponerse de acuerdo sobre el presupuesto comunitario para los próximos siete años. La cumbre de febrero ya terminó en fracaso por sus divergencias, sobre todo por el tamaño y la distribución entre partidas.

¿Qué defiende España?

Está satisfecha con la propuesta de la Comisión, y peleará por proteger que no se reduzca el volumen ni que se recorten las ayudas a fondo perdido. Además, el Gobierno también pide agilidad en los desembolsos y una condicionalidad orientada a reforzar la economía en aspectos como la transformación digital y económica.

En el campo contrario están sobre todo los llamados cuatro frugales (Holanda, Austria, Suecia y Dinamarca), quienes piden un montante menor, se oponen a ofrecer ayudas a fondo perdido, cuestionan los criterios de reparto y demandan una condicionalidad más exigente para acceder a los fondos.

Un acuerdo complicado

Nadie espera un acuerdo este viernes, aunque se aspira a lograrlo para finales de julio. De esta manera, los fondos de recuperación estarían disponibles a partir del 1 de enero.

Para ello, las discusiones técnicas entre los embajadores, los primeros intercambios políticos entre ministros y los contactos telefónicos entre los líderes se han intensificado en las últimas semanas.

El objetivo de la videocumbre es que el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, se haga una idea precisa de las diferentes sensibilidades nacionales, para intentar salvar las enormes divergencias a través de una nueva propuesta negociadora que presentaría en los próximos días.

Esta caja negociadora (en la jerga comunitaria) sería el punto de partida para una nueva cumbre a principios de julio, esta vez ya cara a cara, la primera cita presencial de los líderes desde que arrancara la crisis del coronavirus en Europa. Fuentes diplomáticas y comunitarias no descartan una segunda cumbre presencia en julio, dada la enorme distancia entre las posiciones nacionales y la necesidad de conseguir la unanimidad entre los 27. Si se cerrara el acuerdo para entonces, se contaría con algo de margen para lograr la necesaria ratificación nacional del paquete, en muchos casos a través de sus parlamentos. Un trámite que también se espera complicado. También es necesario el aval de la Eurocámara.

Vía: https://www.eleconomista.es