Precios en máximos, reforma laboral y más pandemia enfrían las expectativas
Llegada esta época, organismos e instituciones expertos en finanzas acostumbran a hacer previsiones sobre cómo va a ser el año nuevo. Pero el desajuste global de la oferta y la demanda, y el covid atacando a golpe de oleadas cada vez más contagiosas, hacen de la economía una ciencia cada vez más inexacta a la hora de hacer pronósticos.
Actividad económica en Galicia
En teoría, la recuperación de la pandemia comenzó en el segundo semestre del 2021. En la práctica, los precios de la energía y de las materias primas, o la falta de mano de obra especializada, además de la incertidumbre sobre la evolución de la crisis sanitaria —que son las grandes preocupaciones con las que cierra el presente ejercicio— seguirán muy presentes durante buena parte del 2022. Al menos así es cómo lo analizan los principales sectores productivos de la economía gallega.
Un textil debilitado
La industria textil ha resistido al 2021, aunque con márgenes debilitados por el aumento de costes, y por la presión de precios de sus grandes clientes, que trasladan al proveedor la responsabilidad de la sostenibilidad. Un 93 % de las empresas se han visto afectadas durante los últimos doce meses por el incremento de los precios de la energía, mientras un 97 % lo están por las tarifas de las materias primas y un 70 % por los costes del transporte, según una encuesta realizada por el Consejo Intertextil Español entre sus asociados. «A nivel de costes, pensamos que en el 2022 se va a rebajar la tensión, pero no vamos a volver a lo de antes. Por otro lado, la logística va a seguir encareciéndose. Es cierto que el consumo se está reactivando, pero las empresas se han quedado en una situación de fragilidad y a la expectativa del impacto de la nueva reforma laboral», explica Alberto Rocha, secretario general de Cointega, la patronal gallega del textil.
El metal saca músculo
La industria del metal y sus tecnologías asociadas ha recuperado gran parte de su músculo en este último semestre del año. «El 2022 tiene que ser sin duda el año de la recuperación», dice Asime, la patronal gallega del sector. «Se podrían recuperar niveles previos a la pandemia a finales del primer trimestre del 2022, siempre que los fondos europeos comiencen a llegar con mayor fluidez», aclara. De cara al 2022, destaca la necesidad de abordar retos como «la relocalización europea de materiales estratégicos, que debe ser una prioridad. Trabajamos también en reimpulsar la oferta a nivel internacional y conseguir cadenas de suministros más trazables y transparentes, que permitan un mejor control y previsión para evitar caídas y bloqueos repentinos como los que hemos vivido en estos meses, añade Asime.
Incertidumbre en el motor
La automoción gallega cierra un año difícil, marcado por el desabastecimiento mundial de componentes electrónicos por falta de microchips, que se salda con la destrucción de más de 3.000 empleos, y una pérdida de producción de 110.000 vehículos en la planta de Stellantis Vigo. Según las estimaciones del sector, los problemas de abastecimiento van a seguir hasta bien avanzado el 2022, sin descartar que se prolonguen hasta la entrada del 2023. El escenario planteado por el grupo francoitaliano a los trabajadores no deja lugar al optimismo. El contexto en el que desarrollará su actividad la planta gallega estará marcado por una previsión del retraso en la recuperación económica hasta el 2023, una fuerte inestabilidad de los mercados y tensiones en los sectores productivos, que van desde dificultades de aprovisionamiento de materias primas a problemas en la cadena logística, descenso de demanda en los mercados y desabastecimiento de microchips.
Ceaga, el Clúster de Empresas de Automoción de Galicia, que agrupa a Stellantis Vigo y su red de 120 proveedores de componentes con sede en la comunidad y en el norte de Portugal, tampoco tiene buenas noticias que dar a sus 28.000 trabajadores. Trabaja con un documento interno que avanza un escenario complicado para el año próximo. «Las últimas previsiones apuntan a un nuevo retraso para la estabilización y solución de la crisis hasta mediados del 2022, y con efectos que pueden llegar hasta el 2023», afirma el informe de Ceaga, que constata también que «continuará la interrupción de la producción».
Alimentos más caros
El sector de la alimentación confía en su fortaleza. «En el 2022 nuestro sector seguirá demostrando su capacidad de servir a la sociedad asegurando el abastecimiento», afirma el director general de la Asociación Española de Distribuidores, Autoservicios y Supermercados (Asedas), Ignacio García Magarzo. «Desgraciadamente, lo que sí es seguro es que nuestro sector se va a enfrentar a un enorme incremento de costes, especialmente de la energía hasta el punto de que hoy es la mayor preocupación de nuestras empresas y que, a medio plazo, puede comprometer seriamente su sostenibilidad», explica García Magarzo.