Aprovisionamiento masivo de material sanitario en las empresas ante las dudas sobre la desescalada

Las empresas han iniciado un aprovisionamiento masivo de material sanitario ante la incertidumbre sobre el plan de desescalada que plantea el Gobierno en los diferentes sectores de la actividad económica.

Sector financiero

Los bancos iniciarán su plan de desescalada con la reapertura de las más de 4.500 sucursales que han sido clausuradas de forma temporal por la pandemia. Esto implicará la vuelta de miles de trabajadores a sus puestos de trabajo de manera escalonada. Para que la vuelta sea lo más segura posible, las entidades se están dotando en las últimas semanas de cargamentos de mascarillas, geles, mamparas protectoras y termómetros para controlar la temperatura de sus empleados.

Bankia, que ha reducido a la mitad su plantilla en sucursales, se ha hecho ya con 800.000 mascarillas y espera duplicar en los próximos días el número de mamparas protectoras para superar las 10.000. No obstante, fuentes del banco resaltan que la atención a clientes mediante teletrabajo está funcionando muy bien y no están presionados por la obligación de llevar a cabo una reapertura rápida cuando lo permita el Gobierno.

La vuelta a la oficina en servicios centrales también se hará de manera escalonada. Los presidentes de BBVA, Carlos Torres, y Santander, Ana Botín, trasladaron la pasada semana a la plantilla que están a la espera de las órdenes que les den los respectivos Gobiernos de los países donde operan para comenzar la desescalada. El proceso irá acompañado de la realización de test a los empleados para identificar casos de contagio y proceder a su aislamiento. Ambos bancos no han confirmado a la plantilla si ya disponen de los test -algo que tendrían que notificar a las autoridades sanitarias-, pero sí les han recalcado que su intención es realizarlos cuando obtengan los permisos.

Energía

Las grandes eléctricas, consideradas durante la crisis esenciales para garantizar el suministro, preparan también un retorno a su actividad normal. Endesa, por ejemplo, ya ha comenzado a realizar test a parte de su plantilla y su objetivo es extenderlo a la totalidad de empleados según se vayan incorporando a sus puestos de trabajo de manera presencial. El grupo agrupará a sus empleados en dos fases de retorno -«inminente» y «resto»-, adaptará las jornadas de trabajo, anticipará el régimen de jornada continuada e impulsará el teletrabajo. Asimismo, se tomará la temperatura a la entrada y se limitará la agrupación de personal en zonas comunes.

Por su parte, Naturgy prepara cuestionarios de salud para empleados y sus familias para detectar a aquellos empleados que haya podido pasar la enfermedad y estructura su vuelta al trabajo en condiciones de seguridad. “El último grupo en incorporarse serán los grupos de riesgo;-mayores de 60 o personal sensible por patologías previas y las embarazadas”, explican fuentes de la compañía.

Motor

El sector de la automoción fue ayer uno de los pioneros en retomar la actividad con la fabricación de vehículos en Seat Martorell, Volkswagen Navarra y Mercedes-Benz en Vitoria. Solo en el primero de estos centros se han realizado ya 3.000 test PCR al tercio de la plantilla que se ha reincorporado a los procesos productivos. La vuelta al trabajo se hará de manera gradual y con ritmos de producción muy inferiores a los previstos hace incluso 15 días. En Volkswagen Navarra, por ejemplo, se fabricarán 53.000 coches nuevos de los previstos hasta final de año.

En Mercedes-Benz Vitoria también comenzaron ayer con el turno de mañana; mientras que el de tarde volverá el 11 de mayo y el de noche lo haría una semana más tarde, el 18 de mayo. Desde la empresa esperan una reducción de la producción para este año del 18%, hasta 135.000 unidades.

Hay que tener en cuenta que el ritmo de producción depende ahora de las medidas anticontagio. Una de ellas, común a todas las fábricas es la posibilidad de ir vestido desde casa con la ropa de trabajo para no usar los vestuarios o lavarse las manos al menos una vez cada hora y desinfectar el puesto durante cinco minutos, lo que restaría más de media hora de producción como va a ocurrir en las tres plantas de Grupo PSA en España.

El miércoles 29 de abril vuelven al trabajo, las plantas de Renault Valladolid y Palencia. La enseña del rombo ya tiene funcionando las factorías de motores en la capital pucelana y la de cajas de cambio en Sevilla. En este sentido, las multinacionales de componentes como Gestamp, Grupo Antolin, Ficosa, Bosch o Michelin ya han puesto en marcha sus fábricas para abastecer de piezas a las factorías que ensamblan vehículos. El 4 de mayo vuelve a la actividad Ford Almussafes y el 11 de mayo está previsto que lo hagan las plantas de Iveco en Valladolid y Madrid. Grupo PSA todavía no ha comunicado el día en que reiniciarán PSA Vigo, PSA Figueruelas y PSA Villaverde.

Uno de los problemas fundamentales es que los concesionarios de vehículos están cerrados en Europa. De los 2,31 millones de vehículos exportados en 2019 desde España, más de 2 millones fueron a parar a la Unión Europea. Y de ellos, más de la mitad se los reparten entre Alemania, Francia, Reino Unido e Italia. Sólo Alemania tiene abiertos, a día de hoy, los concesionarios de coches. Francia está confinada hasta el 11 de mayo como Reino Unido mientras que en Italia los concesionarios no abrirán en la primera fase de desescalada.

En el otro gran mercado, el doméstico que copa el 15% de la producción española, no está claro cuándo volverán a abrir los concesionarios. Desde la patronal Faconauto pretenden que se haga durante la semana del 4 al 11 de mayo en el mejor de los escenarios. No obstante, Gerardo Pérez, presidente de la asociación, considera que se ha acumulado un stock de 200.000 coches. De ahí, que las fábricas españolas deban también ralentizar su cadencia diaria hasta que se libere dicho estocaje tanto en España como en los países a los que exporta.

Telecos

Los planes de las empresas están supeditados a cualquier medida del Gobierno, como es el caso de Telefónica, en la que se ha tenido que constituir un comité de seguimiento para actualizar el protocolo que la semana pasada firmaron representantes de los trabajadores y de la empresa -en los próximos días se apuntalarán las respectivas guías para Vodafone y Orange-. La multinacional española contempla tres fases: riesgo, bajada de los contagios y control de la pandemia. La primera etapa se activaría con el levantamiento del estado de alarma e incide en la puesta en marcha de test rápidos y, a falta de las pruebas, la exigencia de un mínimo de 14 días sin síntomas para reincorporarse físicamente al puesto de trabajo. Telefónica está en contacto con el Gobierno, pero faltan detalles sobre los ansiados test. Antes de adquirirlos, hay precedentes empresariales que invitan a la prudencia, como el de Siemens Gamesa, que tenía dos millares preparados pero tuvo que detener para cualquier tipo de prueba por orden del Ejecutivo.

En los accesos de las sedes de Telefónica se recomienda la instalación de termómetros electrónicos y cámaras térmicas, mientras que se priorizará el uso de las escaleras sobre el de ascensores. Las visitas de proveedores y los viajes están por lo general prohibidos y tampoco se permite que los empleados compartan material de oficina, como por ejemplo teléfonos fijos o las salas de reuniones y descanso. En las tiendas de la marca Telefónica o Movistar que permanecen abiertas ya se cuenta con EPI, elementos de higinización y pantallas protectoras de metacrilato, si bien el gran reto de la desescalada pasa por extender esas condiciones a la totalidad de la red comercial.

COMERCIO

El comercio está inquieto porque, señalan, el Gobierno aún no les ha trasladado un plan para la reapertura escalonada de las tiendas. «Necesitamos conocer ya los protocolos para los diferentes subsectores del comercio, conocer qué medidas se nos van a exigir a cada uno, ya que no es lo mismo una tienda de ropa que una de electrodomésticos», señala Pedro Campo, de la Confederación Española de Comercio.

«Es fundamental contar con un margen de previsión que garantice la reapertura con todas las garantías sanitarias (compra de EPIS, instalación de mamparas, etc.) y conocer el desembolso económico que esto nos va a suponer. Sin embargo a día de hoy no se nos ha trasladado ningún protocolo», lamentan.

La hostelería planea su desescalada, en colaboración con las comunidades y con el sector turístico. Se le ha pedido al Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE) que coordine este protocolo sanitario y de seguridad para todos los subsectores. Al ser un área tan transversal (los hoteles tienen servicio de restauración, en las playas hay chiringuitos…) este plan «ha de ser común para todos».

Entre las dificultades que están encontrando está el hecho de que se están lanzando propuestas «sin elaborar, que no están trabajadas», señala Emilio Gallego, de Hostelería de España. Por ejemplo, la idea de instalar mamparas en los bares y restaurantes. Les preocupa también la fuerte inversión que esto va a suponer para un sector que lleva dos meses cerrado y que ya asume fuertes pérdidas. «No podemos obligarles a hacer grandes modificaciones, como tampoco se le ha exigido a los supermercados», señala.

CONSTRUCCIÓN

El sector de la construcción es uno de los pocos que se ha mantenido activo durante casi todo el periodo de confinamiento. Salvo los días en los que el Gobierno decretó un cierre más severo, entre el 30 de marzo y el 9 de abril, las obras han seguido su curso y actualmente se mantienen en torno a un 90%. Desde la Asociación de Promotores Constructores de España (APCEspaña), su secretario general, Daniel Cuervo, explica a EL MUNDO que “la actividad se ha retomado con todas las medidas de prevención necesarias que permitan salvaguardar la salud de los trabajadores”. Por citar algunas de esas medidas, además del uso de los EPIs (Equipos de Protección Individual) recomendados, se establecen jornadas intensivas para evitar aglomeraciones en comedores y se ha adelantado la hora de entrada y de salida, o en su caso turnos para que se cumplan las distancias de 2 metros. Se marca una distancia de seguridad de al menos 2 metros, se deben desinfectar los equipos que se compartan entre compañeros así como las gafas y cascos con toallas desinfectantes, y se limita el número de trabajadores en ciertas tareas. También se mide la temperatura de los empleados en las obras o, en su defecto, son los propios trabajadores los que se toman la temperatura en su casa para así llevar un control.

No obstante, hay una parte de la actividad de estas empresas que sigue paralizada y es la relacionada con las tareas de oficina, que siguen su curso en forma de teletrabajo. De cara a la vuelta a la nueva normalidad, Daniel Cuervo admite que será “imprescindible reforzar las medidas de higiene personal en todos los ámbitos”. Las medidas que contemplan pasan por facilitar la higiene de manos o mantener distanciamiento social entre los trabajadores de al menos dos metros; para ello, la organización de la circulación de personas y la distribución de espacios (mobiliario, estanterías, pasillos, etc.) en el centro de trabajo deberá modificarse. También se pondrá el foco en la limpieza y desinfección de lugares y equipos de trabajo, y se instalarán dispensadores de hidrogel y mascarillas en puntos de atención al público.

CENTROS COMERCIALES

Aunque la reapertura de los centros comerciales será probablemente una de las últimas medidas de la etapa del desconfinamiento, firmas como Knight Frank ya preparan medidas para adaptar sus inmuebles a la nueva realidad post-covid.

Entre ellas, la consultora contempla reordenar los espacios para garantizar las distancias entre consumidores, establecer accesos exclusivos de entrada separados de los de salida para evitar el cruce entre clientes en las colas o implementar espacios preferentes para personas mayores, familias, personas con discapacidad, etc.

También darán mucha importancia a la higiene y la limpieza, instalando en todo el centro geles de solución hidroalcohólica en dosificadores sin contacto, felpudos desinfectantes de calzado o sistemas de ozonización.

Proponen igualmente evitar el uso de espacios cerrados como ascensores y gestionar las zonas para comer garantizando la separación entre mesas. Creen, además, que los servicios públicos como fuentes, taquillas o consignas que impliquen contacto físico deberán limitarse, y propiciarán el acceso escalonado tanto de trabajadores, como de trasportistas a las instalaciones.

Vía: https://www.elmundo.es