Año tras año, las dificultades para verter ese exceso de generación al sistema implican despilfarrar el equivalente al 1% de la demanda nacional de electricidad

Como el personaje de Bill Murray en Atrapado en el tiempo, el autoconsumo revive cada año el mismo día, en el que hogares y consumidores pierden decenas de millones de euros al año por las trabas burocráticas que les impiden cobrar la energía extra que producen sus placas solares y que no consumen. Solo desde el inicio de la crisis de precios derivada de la guerra en Ucrania, en España se han dejado de retribuir más de 450 millones de euros por estos excedentes.
Así se desprende de la última versión del Informe Anual del Autoconsumo presentado ayer por la patronal APPA Renovables, que cifra en 2.094 gigavatios hora (GWh) el volumen de energía que se despilfarró en España el año pasado por este motivo, el equivalente a casi un 1% de la demanda nacional. En volumen de electricidad, la cifra supuso un incremento frente a los 1.642 GWh desperdiciados en 2023. No así en impacto económico, pues en 2024 los precios eléctricos fueron menores a los de 2023, de modo que el valor anual de esa energía perdida pasó de 131 millones de euros a 88 millones de euros.
Los llamados excedentes son la energía que las instalaciones, generalmente industriales por ser mucho más potentes que las domésticas, generan y no consumen. Por ejemplo, una fábrica que cuente con una instalación fotovoltaica y cierre los fines de semana podría volcar a la red la energía que produjesen sus placas solares el sábado y el domingo y, además, cobrar por ella.

En parte, esto se debe a que en nuestro país se exige una elevada carga administrativa para legalizar instalaciones de autoconsumo de cierta envergadura en base a unos criterios fijados por ley. Y, en parte también, debido a que las compañías distribuidoras (Iberdrola, Endesa, Naturgy y Edp) no siempre proceden con la diligencia esperada cuando un autoconsumidor les pide acceder al permiso necesario para volcar sus excedentes a las redes que estas gestionan.
«Desperdiciar esa electricidad cuando en 2022 invertimos 90.000 millones de eurosen importaciones energéticas es un sinsentido», han defendido desde la patronal, donde achacan esta situación a los mismos problemas denunciados año tras año de «falta de capacidad de las redes y limitaciones tanto técnicas como regulatorias». Denuncian que ni el Gobierno ni otros órganos reguladores, como la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) han tomado aún cartas en el asunto, a través de alguna suerte de modificación regulatoria que elimine estas restricciones a la generación de las instalaciones de autoconsumo.
Caída libre
Un sistema más ágil de pago por excedentes sería un buen revulsivo para reactivar el ritmo de instalación de proyectos de autoconsumo, que acumula dos años a la baja. Durante 2021 y 2022, la obsesión de los consumidores por contener un recibo eléctrico que no paraba de aumentar se tradujo en una época dorada para las empresas de autoconsumo. En esos dos años se desplegaron casi 307.000 instalaciones, acelerando la tendencia creciente que se venía registrando desde 2017.
Con el final de esta alarma social llegó el sosiego y, en 2023, la potencia instalada se desplomó un 27% (1.943 MW), un retroceso casi idéntico al que volvió a experimentar el sector en 2024, cuando se instalaron 1.431 MW. Estos dos últimos años de caída libre se han saldado con casi 100.000 instalaciones menos que las desplegadas entre 2021 y 2022
Por segmentos, la contracción de la potencia instalada en el ámbito industrial, del 23,4%, fue menor que la experimentada en el frente residencial, del 34,3%. «Los precios bajos del mercado a inicios de 2024 dieron la falsa sensación de que el autoconsumo no es necesario, pero con esos mismos precios, todavía un 20% mayores que la media histórica, una familia amortizaría la inversión en ocho años y medio, y una industria lo haría en menos de siete años», explicó José María González Moya, presidente de APPA. «En ambos casos, quedarían más de veinte años de vida útil donde la instalación nos daría electricidad gratuita. El autoconsumo sigue siendo rentable», enfatizó González Moya.
También del último informe de la asociación renovable se extrae que en España el autoconsumo se concentra principalmente en solo tres autonomías: Cataluña, Andalucía y Comunidad Valenciana que engloban casi el 50% de la potencia total.