La subida del euro entorpece aún más el objetivo de inflación
La reunión de hoy del Consejo de Gobierno del BCE vuelve a ser el centro de atención de los inversores, a pesar de que no se aguarden decisiones de calado. Pero el desafío que ha impuesto la pandemia despierta nuevos interrogantes entorno a cada encuentro y en esta ocasión, el BCE afronta una segunda oleada del coronavirus –que ha llegado antes de lo previsto–, una fuerte apreciación del euro que entorpece aún más la meta de impulsar el alza de los precios y la presión desde la Reserva Federal después de que Jerome Powell haya decidido ser más flexible con el objetivo de inflación.
El entorno económico ha vuelto a cambiar, una vez más, en la zona euro. El BCE decidió en junio aumentar en 600.000 el importe de su programa de compras antipandemia, convertido en su herramienta estrella de política monetaria. En julio mantuvo el piloto automático y en la cita de este septiembre no se prevén cambios de calado. Será el momento de revisar las perspectivas de crecimiento e inflación, sin que se prevean grandes ajustes.
Pero la mayoría de expertos coincide en que habrá que leer entre líneas y que, más que nuevas decisiones, el BCE irá preparando el terreno para una actuación de más calado en diciembre. “El Consejo del BCE podría utilizar la reunión para preparar el mercado para una mayor flexibilización en diciembre”, señalan en Pimco, la mayor gestora de renta fija del mundo y donde prevén que el programa de compras se amplíe en 600.000 millones de euros, hasta el equivalente al 17% del PIB de la zona euro, y se prolongue hasta finales de 2021.
En Goldman Sachs también prevén que el PEPP tenga que elevarse de forma significativa, a la vista de una inflación baja de forma persistente. Auguran para el encuentro de mañana un ligero ajuste en las previsiones económicas, que recojan un segundo trimestre mejor de lo esperado que sin embargo se está viendo empañado por la nueva oleada del virus.
El banco estadounidense estima que el BCE mejore su previsión para el PIB de este año en la zona euro desde la caída del 8,7% avanzada en junio al 8,3%, aunque el alza en 2021 menguaría del 5,2% al 5%. Y el alza de precios sería ligeramente menor a la previsto en junio, del 0,2% este año y 0,7% en 2021, frente al 0,3% y 0,8% anterior y sin cambios en las previsiones de 2022.
La baja inflación ha encontrado un nuevo obstáculo en la subida del euro, cuya apreciación reciente es motivo de inquietud ya en el BCE. Así, las importaciones en la zona euro resultan más baratas, lo que presiona la inflación aún más a la baja. Aun así, no se espera del BCE ninguna actuación encaminada a frenar la divisa. Lejos de descontar un endurecimiento monetario, el mercado está incluso apuntando a una nueva rebaja de la facilidad de depósito. “Es muy difícil para el BCE suavizar la tendencia alcista del euro”, señalan en Nomura. Una tendencia que se ha visto acentuada por la nueva estrategia de la Fed y la larga era de tipos bajos en EE UU.
Petición de más ayuda fiscal a los gobiernos
La solicitud del BCE a los gobiernos de la zona euro para que apliquen políticas de estímulo que complementen, y refuercen, a la política monetaria es una constante. Pero a estas alturas de la pandemia, la continuidad del despliegue de gasto público causado por el coronavirus será clave para evitar un daño económico más profundo. En Goldman Sachs prevén que Lagarde reclamará la extensión de los avales públicos para la financiación de pymes y de los esquemas de protección al empleo. Y que advertirá del riesgo de una retirada prematura de esas ayudas fiscales, que el BCE respalda con su intenso programa de compras y las máximas facilidades a la banca para dar crédito.