Podrá obligar a las empresas a aceptar pedidos para evitar la escasez de productos críticos
La Comisión Europea no quiere que vuelvan a repetirse los mismos episodios que durante los mismos compases de la pandemia del coronavirus, cuándo los países europeos se aferraron al repliegue nacional e impusieron restricciones comerciales que derivaron en problemas de suministro de productos básicos como mascarillas y test. Por eso, El Ejecutivo comunitario ha propuesto este lunes un nuevo mecanismo que, en caso de emergencia, puede obligar a las empresas de ciertos bienes críticos a aceptar pedidos de manera prioritaria. Aunque Bruselas repite que esto no significa intervenir en el mercado, las compañías afectadas deberán alegar “razones graves” que les impidan cumplir estos requisitos y pueden acabar siendo castigadas con sanciones si no hacen lo prometido.
Aunque todo indica que la pandemia ha quedado felizmente atrás, los problemas mundiales en la cadena de suministro y la guerra en Ucrania han demostrado la necesidad de asegurar la seguridad alimentaria o bienes como los semiconductores. “Las medidas unilaterales tomadas por los Estados miembros y la ausencia de transparencia dañaron la libre circulación de los suministros cuándo más lo necesitábamos. Esto incrementó la escasez de los bienes relacionados con las crisis y muy demandados. Con las autoridades nacionales y las empresas intentamos terminar esta espiral negativa. Creamos corredores verdes para que los camiones atravesaran las fronteras, por ejemplo. Pero las lecciones aprendidas siguen siendo claras: necesitamos hacer nuestro mercado único operativo en todo momento, incluidos los tiempos de crisis. Necesitamos hacerlo más fuerte”, ha asegurado la comisaria de Competencia, Margrethe Vestager.
Este instrumento consta de varias fases según la gravedad de la situación. En un primer estadio, se trata de un mecanismo de coordinación para detectar posibles problemas futuros y realizar simulacros. En un escalón superior, cuando se desencadena una situación de crisis, el Ejecutivo comunitario puede desencadenar el denominado “modo vigilancia”. En cooperación con los países europeos, la Comisión Europea puede detectar posibles problemas en las cadenas de suministro de bienes y servicios estratégicos y recomendar a los socios europeos la necesidad de mantener reservas estratégicas. Esto incluye la prohibición de que los países europeos introduzcan restricciones sobre una serie de bienes y un escrutinio rápido por parte de Bruselas a la hora de detectar movimientos unilaterales en las exportaciones. Además, se establecerán nuevas normas para facilitar las licitaciones conjuntas, tal y como sucedió durante la pandemia con el material médico.
En el tercer escalón, ante situaciones consideradas de urgencia, Bruselas podrá pedir información a las empresas sobre sus productos almacenados e incluso obligarles a priorizar ciertos pedidos en aras de evitar la escasez dentro del mercado único. Para que la Comisión Europea pueda activar este procedimiento, se necesitará la luz verde de los Estados miembros por mayoría cualificada. Estos poderes extraordinarios de Bruselas tendrán una duración de seis meses que según las circunstancias pueden prorrogarse.