El Fondo apunta a un aumento del empleo a tiempo parcial involuntario y una reducción de la media de horas trabajadas
La reforma laboral de 2012 ha ayudado a crear empleo y a reducir el paro juvenil, según ha concluido un estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI). También habría mejorado la distribución de los ingresos. Sin embargo, esta investigación tiene una cara y una cruz: la medida habría contribuido a una reducción de horas trabajadas y a un aumento del trabajo a tiempo parcial involuntario, y eso se habría traducido en un aumento de la pobreza laboral.
Cuando el Gobierno se plantea cambios profundos en la norma laboral los investigadores del Fondo han divulgado este jueves un nuevo estudio sobre las reformas que se hicieron en España durante la crisis y eso lleva automáticamente la vista a la reforma laboral de 2012, aunque hubo más (una en 2010, otra muy focalizada en la negociación colectiva en 2011 y varios retoques, algunos de envergadura, en el trabajo a tiempo parcial en 2013). En él apuntan varias conclusiones, algunas en sentido contrario.
Su primera conclusión y en la que más inciden los autores del estudio (Ara Stepanyan y Jorge Salas) es que han encontrado “un impacto positivo de las reformas laborales en la creación de empleo”. No es la primera investigación que apunta en esa dirección, como dicen ellos mismos, que señalan que esto “está en consonancia con otros estudios”.
Esa mejora en la creación de empleo también lleva a una reducción de la desigualdad. La inequidad que tanto ha crecido en el mercado laboral en España durante la crisis lo ha hecho por dos vías: por los sueldos (la reforma laboral impulsó la devaluación salarial) y, sobre todo, por la gran destrucción de empleo y el aumento del paro. De ahí que el impulso de la ocupación entre 2013-14 y 2019 haya traído también una rebaja de la desigualdad.
Pero durante este tiempo ha crecido el empleo a tiempo parcial. Sería la cruz de la moneda ya que “los hallazgos sugieren que las reformas contribuyeron a reducir la media de horas trabajadas y a un aumento del empleo a tiempo parcial involuntario”, apuntan antes de señalar que estos datos habría que tomarlos con cautela. Sin embargo, continúan señalando que esto sería consecuencia “de la flexibilidad en los contratos de media jornada, debidos a la reforma”.
Y este menor número de horas trabajadas –una forma indirecta de rebaja salarial– llevaría a un “aumento de la pobreza laboral tras las reformas”. “Esto podría ser consecuencia del aumento de la proporción [de trabajadores] en empleo a tiempo parcial involuntario y la reducción de horas de trabajo”, apuntan Stepanyan y Salas.
Parte del tirón del empleo a tiempo parcial también se debería, señalan los investigadores del FMI, al cambio en la composición estructural del empleo. Antes de la crisis, el empleo en el sector de la construcción tenía un gran peso en el mercado laboral y esta es una actividad que reclama jornadas completas. Ahora el peso del ladrillo ha menguado en la economía y en el mercado de trabajo y han repuntado actividades más propensas a las medias jornadas (comercio, hostelería). A esta causa, el estudio atribuye un tercio del incremento: en 2008 la tasa de parcialidad era del 11,8% y en 2018 del 14,8%.
Vía: https://elpais.com