El 72% de los directivos observa un incremento de la productividad al estar en casa, según un informe de Poly
El teletrabajo ha pasado de ser algo minoritario a un requisito indispensable para la atracción de talento en menos de dos años. Lo corrobora el estudio Reclutar, retener y crecer, elaborado por Poly, que concluye que el 56% de las organizaciones es consciente de que si no aborda planes de trabajo híbrido comenzará a perder personal y no será capaz de atraer nuevos profesionales.
Esta nueva modalidad de trabajo está demostrando un impacto muy positivo en la productividad. Así lo apuntan el 72% de las empresas (74% en España), que advierten un incremento medio de la productividad en un 27% (28,5% a nivel nacional).
Pero estos datos contrastan con lo que está pasando en la gestión de los recursos humanos: el 52% de las compañías sostiene que el trabajo híbrido es algo pasajero y el 19% está exigiendo a sus empleados que vuelvan a las oficinas de forma totalmente presencial. España es, junto al Reino Unido, el país donde menos se comparte esta visión: un 45% de las empresas cree que el teletrabajo ocasional debe dejarse atrás. Asimismo, el 86% de los directivos españoles defiende que los empleados deberían poder solicitar trabajo flexible desde el primer día. Un porcentaje superior al del resto del mundo (80%).
En el caso de España, solo un 39% de las compañías considera estar plenamente preparada para abordar la modalidad híbrida. El 45% reconoce que están adaptadas para funcionar con este sistema en el corto plazo, pero que no cuentan con una estrategia a largo plazo. El resto del mundo parece estar ligeramente más preparado, pero aún con muchas lagunas por cubrir: el 48% de las organizaciones asegura estar preparadas, pero un 37% admite que solo para el periodo más inmediato. Una mayor organización es uno de los reclamos más repetidos. En concreto, el 84% de los encuestados a nivel global (94% en España) echa en falta unas normas más claras sobre el número de días que los empleados deben pasar en la oficina.
Por su parte, los estragos de la pandemia ya empiezan a dejarse ver en las plantillas. El 58% de las empresas a nivel global reconocer haber experimentado una mayor rotación de personal desde que comenzó la expansión del coronavirus. Un porcentaje que se sitúa en el 54% en el caso de España. Una cifra muy similar a la del resto de vecinos europeos, como Francia, Alemania y Reino Unido.
La principal razón que lleva a las personas a dejar su puesto de trabajo es la búsqueda de desarrollo profesional. Esta variable cobra aún más peso en España (26%) que en el resto del mundo (19%). La mayor flexibilidad (14%) y el descontento por la gestión del Covid (6%) completan el podio.
En este sentido, el teletrabajo también tiene contrapartidas. El estudio recoge que el 60% de las organizaciones considera que si los trabajadores no están en la oficina, no podrán construir las relaciones que necesitan para progresar en su carrera profesional. Si bien en el caso de España, el grado de preocupación cae al 55%. En esta línea, el 74% de las corporaciones cree que el trabajo en remoto ha hecho que fomentar la cultura corporativa haya sido más complicado que nunca.
Frente a ello, algunas compañías están optando por rediseñar los espacios de trabajo de forma que tanto quienes acuden presencialmente como quienes se conectan en remoto tengan una experiencia similar. En este sentido, destaca la inversión en aplicaciones cloud y para la colaboración (92%). Mientras tanto, en el interior de las oficinas predomina la creación de diferentes espacios adaptados a cada necesidad: áreas de colaboración (36%), de desconexión (32%) y de concentración (31%).
La salud mental ha sido otro de los grandes retos que se ha puesto sobre la mesa como consecuencia de la pandemia. El 67% de las compañías reconoce que tienen el deber moral de proteger a sus empleados de la sobrecarga de trabajo, sobre todo como consecuencia de que se esté dejando atrás el tradicional horario de nueve a cinco en favor de jornadas más extensas y menos delimitadas. Pero pocas se han puesto manos a la obra. Solo la mitad de las organizaciones (51%) afirma estar tomando medidas para evitar que las personas tengan la sensación de que tienen que estar permanentemente conectadas.